La última maniobra discursiva de Patricia Bullrich para justificar el caos en el que está sumido el gobierno de Javier Milei terminó generando un conflicto diplomático. La ministra de Seguridad acusó públicamente a supuestos “espías rusos” de estar detrás de la filtración de los audios que involucran a Karina Milei en un escándalo de coimas junto a los primos Menem. Lo hizo sin pruebas, repitiendo la misma lógica conspirativa con la que viene intentando desplazar la atención de las denuncias por abuso de autoridad que pesan sobre ella tras sus amenazas de allanar a periodistas y el intento de imponer un bozal judicial.
La respuesta de Rusia no tardó en llegar. La embajada en Buenos Aires, a cargo de Dmitry Feoktistov, desmintió de manera tajante las acusaciones de Bullrich y las calificó de “infundadas y falsas”. En un comunicado oficial, remarcaron que el “deseo de ver espías rusos en cada esquina es irracional y destructivo”, dejando en claro que Moscú no tolerará ser utilizado como chivo expiatorio en medio de la crisis política que golpea al oficialismo.
El trasfondo de esta nueva teoría de Bullrich parece más orientado a embarrar la cancha que a aportar claridad. Apuntó al abogado Franco Bindi, vinculado a la diputada Marcela Pagano y con antecedentes como asesor de la petrolera PDVSA, a quien acusó de operar con vínculos rusos y venezolanos. Incluso insinuó que Venezuela podría tener incidencia en el escándalo. La ministra llegó a plantear que grabar dentro de la Casa Rosada representa un “estado de indefensión”, aunque sin exhibir una sola prueba que respalde semejante denuncia.
El episodio expone la improvisación del gobierno de Milei frente a una crisis que ya escala en el plano internacional. Mientras los audios revelan internas, sospechas de corrupción y un poder cada vez más deteriorado, Bullrich busca instalar la narrativa de una operación extranjera para desviar la atención. Rusia, en tanto, recordó que mantiene con Argentina una asociación estratégica basada en la “amistad entre los pueblos” y rechazó ser utilizada como comodín electoral en medio del escándalo que salpica al núcleo íntimo del Presidente.
El resultado es un cuadro preocupante: un gobierno acorralado por denuncias, que en lugar de dar explicaciones intenta victimizarse y culpar a potencias extranjeras. Pero cada movimiento desesperado no hace más que profundizar su aislamiento y abrir frentes de conflicto que, lejos de apagar el incendio, lo alimentan.
Fuente
- https://www.clarin.com/politica/dura-respuesta-rusia-acusaciones-patricia-bullrich-supuestos-espias_0_QBC05IYnwl.html





















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