Crisis militar: Milei enfrenta la deserción masiva de soldados por bajos salarios

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La crisis salarial y la falta de perspectivas profesionales generan una ola de bajas voluntarias que debilita la defensa nacional.

En apenas 20 meses, 15.415 oficiales, suboficiales y soldados voluntarios abandonaron la Armada, el Ejército y la Fuerza Aérea. El fenómeno refleja un vaciamiento progresivo de capacidades en las Fuerzas Armadas, que no solo pierden efectivos, sino también experiencia y formación estratégica.

El reciente Informe 144 de la Jefatura de Gabinete expuso una cifra alarmante: desde el 10 de diciembre de 2023, más de 15.000 integrantes de las Fuerzas Armadas argentinas solicitaron la baja voluntaria. La magnitud del éxodo pone en evidencia una crisis que no puede explicarse únicamente por cuestiones individuales, sino que responde a un problema estructural de salarios depreciados, falta de horizonte profesional y deterioro institucional.

Según los datos oficiales, 647 oficiales, 2.450 suboficiales y 12.318 soldados voluntarios renunciaron a sus cargos en un lapso de poco más de un año y medio. A ello se suman retiros anticipados y bajas obligatorias por distintas razones, lo que agrava aún más el cuadro de desintegración de personal militar.

La distribución de las renuncias revela un patrón: en todas las fuerzas, la mayor sangría corresponde a la tropa voluntaria, que sufre en carne propia la precarización y los magros salarios. El Ejército Argentino, por ejemplo, perdió más de 10.000 soldados voluntarios, lo que representa el 85% de las bajas en esa fuerza. En la Fuerza Aérea, los voluntarios fueron el 80% de las salidas, mientras que en la Armada rondaron el 79%.

El problema no es solo numérico. La salida de oficiales y suboficiales con años de experiencia y formación representa una pérdida irreparable de capital humano. Cada piloto, cada técnico especializado, cada jefe de unidad implica una inversión millonaria en formación que, al abandonarse la institución, se transforma en déficit operativo.

Las razones de estas renuncias, de acuerdo con el propio Ministerio de Defensa, son multicausales, pero la primera en la lista es la económica. El sueldo militar perdió poder adquisitivo de forma acelerada en los últimos años, mientras que las exigencias de servicio permanecen intactas. A esto se suman cuestiones personales y profesionales, como la posibilidad de encontrar mejores condiciones laborales en el sector privado o incluso en fuerzas armadas de otros países.

El panorama se vuelve más crítico si se lo vincula con la pérdida de capacidades estratégicas. Por ejemplo, entre 2020 y 2024, la Fuerza Aérea formó 252 nuevos oficiales pilotos, pero en el mismo período 268 se fueron de baja y otros 420 se retiraron. En términos prácticos, se forman pilotos que nunca llegan a volar porque abandonan la institución, un círculo vicioso que genera un vaciamiento cada vez más difícil de revertir.

Este éxodo masivo revela una paradoja: mientras el discurso oficial insiste en la necesidad de modernizar y fortalecer la defensa nacional, las Fuerzas Armadas sufren una hemorragia interna que compromete su capacidad de cumplir funciones básicas. Sin personal suficiente y capacitado, los planes de reequipamiento quedan reducidos a anuncios vacíos.

La pregunta de fondo es qué modelo de Fuerzas Armadas busca sostener el gobierno en este contexto. Con salarios de miseria, falta de reconocimiento y condiciones laborales degradadas, la vocación por servir a la Patria choca contra una realidad insoportable. El resultado está a la vista: un retiro masivo que deja a la Argentina con un sistema de defensa debilitado, sin recambio y con un futuro incierto.

Fuente:

  • https://www.zona-militar.com/2025/08/28/desde-diciembre-del-2023-las-fuerzas-armadas-de-argentina-registraron-la-baja-voluntaria-de-mas-de-15-000-efectivos/

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