El escándalo en la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis) ya no puede taparse con comunicados oficiales ni con auditorías dibujadas. Lo que empezó como la filtración de unos audios incómodos terminó por exponer un verdadero festival de sobreprecios, coimas en dólares y favoritismos que conectan de lleno con el corazón del poder libertario. La Casa Rosada intentó mover la agenda con una auditoría que, en teoría, buscaba “transparentar” lo sucedido. El resultado fue un boomerang: reconoció que Andis pagó medicamentos un 30% más caros que el propio Ministerio de Salud. En otras palabras, no se trata de rumores: el saqueo fue real.
Las grabaciones atribuidas al exdirector Diego Spagnuolo son brutales. Allí describe cómo la droguería Suizo Argentina pasó de vender 30 unidades a quedarse con 55 o 60, mientras el resto de las empresas se repartían las sobras. “Todo eso es Lule, todo eso es Lule”, insiste Spagnuolo, en referencia a Eduardo “Lule” Menem, operador de confianza de Karina Milei en la Secretaría General de la Presidencia. El favoritismo hacia Suizo Argentina no fue gratuito. Los audios hablan de sobornos mensuales de entre 500 mil y 800 mil dólares, un 8% del negocio que, según el propio Spagnuolo, “se subía a la Presidencia”. Difícil más explícito.
Los números confirman la sospecha. Suizo Argentina pasó de contratos por 3.898 millones de pesos en 2024 a 108.299 millones en lo que va de 2025. El salto es de 2.678%. Una cifra tan grotesca que ni la auditoría oficial pudo disimular. Mientras tanto, en Nordelta, los hermanos Kovalivker —dueños de la droguería— se transformaron en protagonistas de allanamientos cinematográficos. A uno le encontraron 266.000 dólares en sobres prolijamente guardados en el auto; el otro directamente se fugó, dejando más preguntas que respuestas.
El juez Sebastián Casanello y el fiscal Franco Picardi avanzan sobre conexiones cada vez más sensibles. En los barrios privados donde se hicieron los operativos también vive Fernando Menem, hermano del presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y dueño de una empresa de seguridad contratada por el Banco Nación por 4.000 millones. Casualidades que, en Argentina, nunca lo son. El propio Spagnuolo, en los audios, no ahorra dardos: se queja de los bajos sueldos de los funcionarios y acusa a Karina Milei de congelar salarios, aunque al mismo tiempo la ubica en el centro del esquema. “Karina era una mina que hacía tortas y ahora maneja todo esto”, se lo escucha decir, con más indignación que sorpresa.
Los celulares secuestrados agregan más capítulos al thriller. En el iPhone de Spagnuolo aparecieron mensajes borrados, especialmente los que habría intercambiado con Javier y Karina Milei. Difícil de creer que no existieran, cuando el exfuncionario tuvo al menos 39 ingresos a la Quinta de Olivos, la mayoría un domingo por la noche. La investigación de la DATIP señala que no se trata de un reseteo completo, sino de borrados selectivos, justo en el momento en que estallaban los audios en los medios. Demasiada prolijidad para alguien que se presentaba como improvisado.
Con cada nuevo dato, se vuelve más difícil sostener el relato del Gobierno que pretendía ser “distinto a la casta”. En apenas seis meses, lo que se consolidó no fue la austeridad republicana, sino un esquema de contratos inflados, retornos en dólares y la participación activa de la mesa chica libertaria. Lo que Milei vende como “un cambio histórico” se parece demasiado a la misma podredumbre de siempre, solo que con sobreprecios más caros, con audios más vulgares y con operadores menos cuidadosos.
Fuentw
- https://www.pagina12.com.ar/852977-el-gobierno-reconocio-los-sobreprecios-de-andis





















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