No, no es una alineación mística: es la magia de la doble conjunción (¡y sí, es uno de los espectáculos más lindos del año!)
¿Alineación o doble conjunción? Lo que realmente pasa en el cielo
Si te cruzaste estos días con portales, memes o cadenas que hablan de una supuesta alineación de siete planetas, podés calmar la ansiedad: No hay tal alineación, sino un fenómeno astronómico conocido como doble conjunción. Así lo explicó Diego Bagú, astrónomo de la Universidad Nacional de La Plata, en Urbana Play: “Desde la Tierra vemos varios planetas muy cerquita en el cielo, pero no es que están en fila cual Domino. Es una ilusión óptica, producto de cómo giran en el mismo plano alrededor del Sol”.
¿La clave? Venus y Júpiter brillan lado a lado, y por otro sector la Luna y Saturno parecen “juntarse”. Mercurio está más bajo y a veces ni se asoma si hay nubes. ¡Pero observarlos sigue siendo una fiesta visual!
Venus y Júpiter: Doble joya a simple vista, especialmente al atardecer y la madrugada.
Saturno (junto a la Luna): Brillante, aunque más bajo y lejos que los anteriores.
Mercurio: Muy cerca del Sol, sólo visible en cielos muy oscuros.
Tip para nerds y curiosos: Si te animás a un telescopio, vas a ver las fases de Venus, los anillos de Saturno y hasta las lunas de Júpiter. No es “mágico”, es CIENCIA, y es espectacular.
En términos astronómicos, los planetas nunca están realmente alineados en una recta, tanto por la distancia entre ellos (de millones a miles de millones de kilómetros), como por la disposición tridimensional alrededor del Sol. Bagú lo compara: “Es como ver una mesa llena de canicas de canto; parece un línea, pero sólo es una ilusión desde ese ángulo”.
Cuando se habla de “alineación” es sólo desde nuestra mirada en la Tierra (la llamada eclíptica): en verdad, si pudieras mirar el Sistema Solar de costado, sería más bien un arco.
¿Influencia “mística”, astrología o puro asombro?
¿Los planetas pueden cambiar tu destino o humor? Bagú es contundente: No hay evidencia científica de que las posiciones planetarias influyan en el comportamiento humano. “La astrología no resiste ni la matemática ni la física moderna. Es parte de nuestra historia, pero hoy sólo el conocimiento y la observación nos pueden enamorar del cielo”, recalca el astrónomo. Disfrutar estos espectáculos naturales es tan impactante como escuchar música o contemplar una obra de arte: te conmueve, pero no regula tu vida.
“Si te preguntan si el cielo te influye, respondé: me emociona como la música de Mozart, pero no decide si tengo un buen o mal día.” — Diego Bagú
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