Mientras el Senado se convierte en campo de batalla y los vetos se multiplican, el Presidente descarga insultos contra su propia vice y revela las grietas profundas que amenazan al oficialismo libertario. El Gobierno de Javier Milei exhibe una crisis sin precedentes, con una interna feroz entre el Presidente y Victoria Villarruel. Desde acusaciones de traición hasta insultos en redes sociales, el oficialismo navega en aguas turbulentas mientras la Casa Rosada se atrinchera para sostener vetos que podrían dinamitar su base política y social.
Javier Milei amaneció el domingo con la furia instalada en el pecho como un bicho que no lo deja en paz. El café compartido con Patricia Bullrich en la Quinta de Olivos apenas sirvió para avivarle la sangre. Y no tardó ni un suspiro en blandir el celular como un hacha. Reposteó, compartió, agitó. Cada clic fue un misil dirigido a la persona que, hace apenas unos meses, era su compañera de fórmula: Victoria Villarruel.
La crisis ya no es una presunción: es un incendio a cielo abierto. “Burra”, “traidora”, “populista”. Las palabras retumbaron como escopetazos en las redes sociales, amplificadas desde cuentas de su propio entorno libertario. El Presidente, sin decirlo de su propia boca, pero con su pulgar cómplice, convirtió en suyas las agresiones. La artillería digital incluyó a su “cineasta” de cabecera, Santiago Oría, y a portales como La Derecha Diario, que se despacharon contra Villarruel con un furor casi pornográfico. Allí la tildaron de traidora por no levantar una sesión en el Senado que el Gobierno calificó de ilegal y por, supuestamente, “apoyar las leyes golpistas kirchneristas que rompen el superávit fiscal”.
Es que el Senado fue, la semana pasada, el escenario sangriento de esta nueva fractura en la cúpula libertaria. Bullrich —que mientras desayuna con el Presidente planea su candidatura a senadora por la Ciudad— le exigió a Villarruel que levantara la sesión. Ella se negó. Y ese simple gesto desató la tormenta. Desde entonces, las redes sociales se convirtieron en una trituradora de carne, donde Milei y su séquito despellejan a la vice sin piedad.
Pero el conflicto no se limita al ring digital. Bajo la superficie se mueve una tensión más profunda y peligrosa. En Balcarce 50 admiten que “ya no hay relación alguna con la vicepresidenta”. Se habla de ella casi como si fuese una enemiga infiltrada. Una pieza de la oposición plantada en la primera línea de la Casa Rosada. A Villarruel, dicen cerca del Presidente, “la devoró la ambición de ser presidenta igual que a Larreta”. La acusan de populismo, de querer regalar plata que no hay, de atacar el equilibrio fiscal. La furia es tanta que, en el entorno libertario, hasta se analiza la posibilidad de que ella juegue por fuera en 2027. Y si eso ocurre, saben que podría infligirles un daño letal, sobre todo porque Villarruel aportó un voto “más de derecha y religioso” que consolidó parte de la base electoral de La Libertad Avanza.
La vicepresidenta, lejos de retroceder, salió a contestar. Y lo hizo con el filo afilado de alguien que se siente herida y traicionada. “Un jubilado no puede esperar y una discapacitada menos. Que ahorre en la SIDE y en viajes”, disparó Villarruel en redes, respondiendo a un usuario que la atacó. Acusó a Milei y a su hermana de vivir encerrados en un palacio, de usar aviones del Estado y de “ni saludar a la persona con la que llegó al poder”. Fue un puñetazo directo al mentón presidencial. No hubo margen para el disimulo: la pelea es real y se cocina a fuego alto.
Todo esto ocurre mientras el Presidente se enfrenta a un Congreso que ya no lo teme. No sólo acumula derrotas parlamentarias, sino que empieza a quedar expuesto como un líder cada vez más aislado, encapsulado en sus redes, sin músculo político real para sostener la gobernabilidad. Su reacción —tan visceral como repetida— es el veto. Lo grita a los cuatro vientos: vetará cualquier ley que “ponga en peligro el déficit cero”. Es un mantra que repite mientras se derrumba su capital político.
El listado de leyes en la mira es tan largo como explosivo. La ley que mejora las jubilaciones, la que recompone las moratorias previsionales, la emergencia en discapacidad, fondos para Bahía Blanca. Y si se aprueban, también las normas que reclaman los gobernadores para un reparto más equitativo de impuestos y Aportes del Tesoro Nacional. Pero vetar no es gratis. Cada firma en tinta que bloquee esas leyes será otro disparo al corazón de sectores vulnerables que ya no toleran más ajuste.
En los pasillos del Congreso se respira la posibilidad de nuevas derrotas para el oficialismo. Esta misma semana podrían avanzar en Diputados los proyectos de emergencia pediátrica para el Garrahan y el financiamiento universitario. Son leyes que tocan fibras sensibles y que podrían exponer a Milei, una vez más, como el verdugo de causas sociales. En la Casa Rosada lo saben y corren contra reloj para asegurarse los 87 votos que impidan que sus vetos sean volteados. Es una danza frenética. Y cada semana que pasa, es más evidente que ni sus propias filas están unidas.
Mientras Milei agita las redes, se abraza a encuestas dudosas que, según él, lo muestran arrasando en octubre. Pero incluso sus fervorosos fans empiezan a preguntarse si no está prendiendo fuego su propia casa. El país se hunde en una crisis económica feroz, los precios no aflojan, los salarios son papel mojado, y la paciencia social es un recurso que se agota. En ese contexto, la interna libertaria es un espectáculo trágico que revela un dato escalofriante: el Gobierno que prometía dinamitar la casta está dinamitándose a sí mismo.
Nada indica que la guerra entre Milei y Villarruel vaya a enfriarse pronto. Y mientras tanto, el Congreso se transforma en el campo de batalla donde se decidirá si el Presidente puede sostener su hoja de ruta económica o si terminará siendo devorado por las mismas furias que él mismo desató. Hoy, la Libertad Avanza no es un proyecto sólido. Es un ring. Y los rounds se pelean a golpes de Twitter, insultos, vetos y traiciones. Con un país mirando, cada vez más perplejo y cada vez más cansado.





















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