Verona

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En el pequeño universo de un baño familiar, Claudia Piñeiro condensa con precisión quirúrgica las tensiones de una clase media urbana en crisis. “Verona” —dirigida con agudeza y ritmo por Cristina Osses— despliega una trama ágil y corrosiva durante la celebración del 80º cumpleaños de una madre ausente pero omnipresente. Allí, entre toallas y reproches, tres hermanas y un cuñado se enredan en discusiones sobre cuidados, herencias, mandatos y libertades.

La puesta en escena destaca por su intimismo: el baño, más que un escenario, es una trinchera donde se desatan frustraciones personales y batallas por el poder afectivo. Las actuaciones, parejas y sólidas, encarnan con verosimilitud los matices emocionales del texto. Teresa Japas, Laura López y Mariana O’Neill conforman un trío que oscila entre la histeria y la ternura, acompañadas por Nico Ancarola, que aporta un contrapunto masculino cargado de ironía.

Con apenas 45 minutos de duración, “Verona” consigue instalar una mirada punzante sobre los vínculos familiares, el envejecimiento y las decisiones que se postergan hasta volverse imposibles. La dirección de Osses sabe sostener el ritmo y el humor ácido sin perder profundidad, con una escenografía funcional y un vestuario que acompaña sin estridencias.

Claudia Piñeiro, autora de la obra, es una de las voces más potentes de la literatura argentina contemporánea. Con una reconocida trayectoria como novelista, guionista y dramaturga, ha sabido construir un universo narrativo donde lo íntimo y lo social se entrecruzan con agudeza crítica. Obras como “Las viudas de los jueves”, “Elena sabe” o “Catedrales”, consolidan su lugar en la escena literaria internacional. En teatro, piezas como “Verona” y “Un mismo árbol verde” muestran su capacidad para capturar los matices del habla cotidiana y las tensiones silenciosas del mundo doméstico.