La salida de Gabriel Di Meglio del Museo Histórico Nacional expone la ofensiva del Gobierno contra el patrimonio cultural y revela la incomodidad del oficialismo ante símbolos como la Independencia y Malvinas.
Mientras Milei celebra la motosierra, el Estado deserta de su deber de proteger la memoria histórica. La voz del historiador Gabriel Di Meglio denuncia un proyecto político que prefiere el olvido antes que la incomodidad de las verdades del pasado.
No es casualidad que el gobierno de Javier Milei haya despedido a Gabriel Di Meglio como director del Museo Histórico Nacional. No es casualidad que, en el mismo acto, silencie a quien se atrevió a señalar la falta de presupuesto que condena al deterioro a los museos argentinos. Y tampoco es casual que el presidente haya decidido ignorar, sin siquiera una mención protocolar, el Día de la Independencia, como si la historia se hubiera convertido en un estorbo que entorpece el relato del presente. Porque en la Argentina de la motosierra, la memoria parece convertirse en un lujo innecesario. O peor aún: en un enemigo.
La entrevista de Gustavo Sylvestre en C5N a Di Meglio, exdirector hasta hace días del Museo Histórico Nacional, es un documento crudo de esta realidad. Allí se desnuda la incomodidad del gobierno con todo lo que huela a patrimonio, historia o símbolos nacionales. A Di Meglio lo echaron, directamente, por motivos políticos. No se molestaron en disfrazar la decisión con eufemismos. Fue la represalia por haber hablado en medios de la dramática falta de recursos que sufre el sector cultural. Una venganza burocrática, pero sobre todo política. Porque lo que está en juego aquí no es solo el cargo de un director, sino la posibilidad misma de que el Estado siga siendo el guardián de la memoria colectiva.
La motosierra no es solo metáfora económica. Es también un arma cultural. En su paso arrasa con instituciones, edificios históricos, piezas patrimoniales y hasta fechas patrias. ¿Cómo interpretar, si no, que el presidente de la Nación se niegue sistemáticamente a honrar efemérides centrales como el 9 de julio, el Día de la Independencia, o el Día de la Bandera, o el 2 de abril en Malvinas? Di Meglio lo deja clarísimo: jamás en la historia argentina hubo un gobierno que atacara al Estado de manera total, sin matices. Hubo críticas, sí, gobiernos que lo achicaron o lo expandieron, pero nunca uno que negara su razón de ser. Y Milei parece querer disolverlo todo: desde las instituciones económicas hasta las instituciones simbólicas.
Ahí es donde el silencio del Gobierno se vuelve ensordecedor. El Día de la Independencia, Milei no viajó a Tucumán. El 20 de junio, no pisó Rosario para homenajear la Bandera. El 2 de abril, tampoco honró la memoria de los caídos en Malvinas en Tierra del Fuego. Lo denunció incluso Cristina Kirchner, como cita Di Meglio: “Nunca se vivió un 9 de julio de tanta entrega”. Porque no es un detalle menor que un presidente ignore los hitos fundacionales de la patria. Es una señal política. Es, en esencia, el intento de reescribir la identidad nacional. De despojarla de sus anclas históricas para reemplazarlas por los dogmas del mercado y el espejismo del “Estado cero”.
En el diálogo, Di Meglio subraya algo crucial: el deterioro del patrimonio no es inmediato, pero es implacable. Un museo sin presupuesto se convierte en un edificio fantasmal. Un monumento descuidado termina cubierto de maleza. Y detrás de cada ladrillo que se cae, hay una porción de la historia que se pierde. No se trata solo de objetos viejos o de papeles amarillentos. Se trata de la memoria viva de un país. De su mito de origen. De aquello que sigue interpelando al presente, como cuando uno lee a Belgrano o San Martín y siente que esas palabras escritas hace dos siglos podrían haberse escrito ayer.
Pero en el gobierno libertario, todo esto parece irrelevante. ¿Para qué sostener museos, monumentos, archivos? ¿Para qué hablar de independencia, de Malvinas, de soberanía? Son temas que incomodan. Que exigen reconocer que el Estado ha sido y sigue siendo una herramienta esencial para construir Nación. Porque, aunque a Milei le moleste, fue el Estado el que levantó escuelas, hospitales y museos. El que resguardó archivos y piezas que son parte de nuestra identidad. Y es precisamente esa dimensión la que el oficialismo quiere dinamitar. No es solo ajuste económico: es ajuste cultural, simbólico, político.
La pregunta que flota en toda la entrevista —y que Di Meglio formula con lucidez— es si este experimento libertario será solo una etapa transitoria o si sentará bases que erosionen irreversiblemente la idea misma de patria. Porque la historia argentina está atravesada por crisis y por vaivenes, pero siempre existió un consenso básico: que el Estado debía proteger la memoria y la identidad nacional. Hoy ese consenso está roto. Y el riesgo es altísimo. Porque cuando se quitan los hilos que sostienen la historia común, se deja a la sociedad huérfana de sentido. Se la empuja a vivir en un presente sin raíces, donde todo puede venderse, incluso la memoria.
Mientras tanto, Di Meglio prepara una charla despedida, al aire libre, frente al museo que dirigió. Una escena casi poética y trágica: un historiador obligado a hablar desde la vereda, mientras el Estado le cierra las puertas. Y aunque lo haga entre aplausos solidarios, esa imagen es un símbolo potente de estos tiempos. El gobierno que dice defender la libertad, prohíbe hablar de historia dentro de un museo público. El gobierno que se dice patriota, desprecia las fechas patrias. El gobierno que clama por soberanía individual, entrega la soberanía nacional a los dictados del FMI.
En esa contradicción reside el núcleo más peligroso del mileísmo. Porque un país puede sobrevivir a la escasez económica. Puede tolerar gobiernos mediocres. Pero no sobrevive a la pérdida de su memoria. Y cada museo que cierra, cada monumento que se pudre, cada fecha patria que se omite, es un ladrillo arrancado de la casa común. No se trata de nostalgia. Se trata de futuro. Porque sin historia, no hay Nación. Y la motosierra libertaria no solo corta presupuestos: corta raíces.
Fuente:
- Canal de Youtube de C5N: https://www.youtube.com/watch?v=l4jLkT3GVyo




















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