El error del Jerusalem Post que enciende rumores, ironías y sospechas

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Un supuesto “desliz” editorial convirtió a Karina Milei en la esposa de Javier. Al principio pareció un chiste, pero el silencio del medio israelí durante casi veinte días alimenta teorías más oscuras y expone la rareza política que el libertario representa a escala global.

El periodismo, cuando menos, debería ser un oficio de precisión. Y más aún cuando se trata de cubrir a un jefe de Estado en plena gira diplomática. Pero ni la sobriedad informativa de The Jerusalem Post, uno de los medios más reconocidos de Israel, se salvó de la extraña atracción gravitatoria que ejercen Javier Milei y su hermana Karina, ese dúo presidencial que desconcierta tanto a la política como a la prensa mundial.

Porque fue precisamente allí, en la prestigiosa web israelí, donde apareció publicada —y jamás rectificada— la frase que desató un huracán de comentarios, especulaciones y hasta chistes de mal gusto: el economista libertario había llegado a Israel “acompañado por su esposa y secretaria general de la Presidencia, Karina Milei”. Una sola línea bastó para volver a empapar las redes de ironía, memes y hashtags incestuosos. La confusión, al principio, se leyó como un desliz gracioso. Hoy, pasados casi veinte días sin que el medio israelí mueva un solo dedo para corregir semejante error, la cuestión empieza a oler a algo más espeso.

Si algo caracteriza a la era Milei es la forma en que lo insólito se naturaliza. Pareciera que el país y buena parte del mundo nos estamos acostumbrando a ver a la hermana del Presidente ejerciendo un rol que, en otros tiempos, solo ocupaban cónyuges o funcionarios clave: Karina, omnipresente, sin cargo electivo, maneja la agenda, decide accesos, ordena a ministros y hasta escolta a su hermano en cada viaje internacional como si se tratara de la primera dama. De ahí que, cuando The Jerusalem Post la describió como “esposa y secretaria general”, las redes sociales estallaron. No tanto por el error en sí, sino porque el gazapo rozaba una sospecha siempre latente: que la relación entre los hermanos Milei atraviesa límites que, aunque no sean carnales, sí resultan inquietantes en términos de poder.

“Dios mío. En el extranjero Milei ni siquiera se molesta en ocultar la repugnante relación incestuosa”, bramó un usuario en redes, elevando el tono de la polémica. Otro, más creativo, disparó una referencia digna de HBO: “Javier y Karina Lannister”, evocando a los infames hermanos Jaime y Cersei de Game of Thrones, unidos por un vínculo incestuoso que costó guerras y decapitaciones. Es humor negro, sí, pero revela algo profundo: la percepción de que el círculo íntimo del presidente argentino gira peligrosamente alrededor de Karina. Tanto, que incluso un diario extranjero puede confundirla con la esposa del mandatario… y no considerarlo lo bastante grave como para rectificarlo.

Acá no estamos hablando de un diario ignoto ni de un blog conspiranoico. The Jerusalem Post es, por trayectoria, uno de los medios más relevantes de Israel. Que publiquen semejante línea y no la retiren es, cuanto menos, llamativo. El periodista Juan Luis González, autor de las biografías “El Loco” y “Las Fuerzas del Cielo” sobre Javier Milei, se hizo eco del error en redes, subrayando el poder de la narrativa que rodea al libertario: “Cubren la llegada del Loco pero con un detalle: nombran a Karina como su esposa”. Lo escribió casi con sorna, pero también con la certeza de que ningún dato en torno a Milei es trivial.

La cuestión es que el silencio del Jerusalem Post resulta ensordecedor. Porque cuando un medio serio se equivoca, lo mínimo esperable es una fe de erratas, una nota aclaratoria, algo. Pero aquí no hubo ni rastro. Ni un mísero update. Y cada día que pasa, la no-corrección refuerza la sensación de que el error, más allá de lo cómico, es sintomático. No solo de la confusión que genera la figura de Karina en la estructura de poder argentino, sino también de la deriva diplomática que implica que el propio presidente viaje a Israel con su hermana como figura central, mientras se diluye el peso institucional de sus funcionarios.

Y es que no es casual que Karina haya sido mencionada junto a los otros acompañantes destacados de Milei en el viaje a Israel: el canciller Gerardo Werthein y el embajador Axel Wahnish. Los tres figuran en la crónica israelí, como si formaran parte de un gabinete paralelo en el que Karina no solo ejerce de sombra protectora sino de eje articulador de las relaciones exteriores. Que el diario la describa como “esposa” no es un simple lapsus: es un síntoma del desconcierto que provoca un gobierno donde el vínculo familiar se superpone al institucional.

Por eso, lo que empezó como una humorada terminó convirtiéndose en una muestra palpable de cómo la figura de Javier Milei, lejos de normalizarse en la escena internacional, se sigue percibiendo como un fenómeno exótico y, en muchos aspectos, opaco. La centralidad de Karina es solo uno de los factores que contribuyen a esa imagen de caudillismo, opacidad y familia gobernante. El Jerusalem Post, tal vez sin quererlo, dejó al desnudo esa inquietud global. Porque cuando la hermana es la secretaria y la primera dama a la vez, y un medio internacional lo publica sin retractarse, no estamos solo ante un chiste viral. Estamos ante un dato político.

Y aunque la mueca burlona siga siendo la primera reacción ante la noticia, cada vez resulta más difícil ocultar el desconcierto, incluso la preocupación, que esta dinámica provoca dentro y fuera de la Argentina. En el país del “libertad, carajo”, parece que las fronteras entre lo público y lo privado son más difusas que nunca. Y no hay error periodístico que pueda tapar esa evidencia.

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