La libertad del algoritmo: El modelo de las apps obliga a los repartidores a hacer más de 15 pedidos diarios para poder sobrevivir

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Un nuevo informe expone con crudeza la explotación laboral en las plataformas de delivery: para no ser pobres, los repartidores deben completar 461 viajes al mes. Sin derechos, sin salario mínimo y con ingresos definidos por algoritmos opacos, el sistema se sostiene a fuerza de precariedad.

La nueva medición presentada por la Fundación Encuentro vuelve imposible seguir mirando para otro lado. El Coeficiente de Alcance del Pedido Promedio (APP), un indicador creado para traducir el costo de vida a la métrica más básica del repartidor —el viaje—, revela la verdadera estructura laboral sobre la que se sostiene el negocio de las plataformas de delivery en Argentina. Y lo que muestra es una forma de explotación moderna, maquillada con promesas de flexibilidad, pero anclada en la precariedad absoluta. Según el informe, en septiembre de 2025 un repartidor necesitó realizar 461 pedidos para cubrir la Canasta Básica Total de un hogar tipo y no caer en la pobreza, una cifra que implica trabajar más de 15 pedidos diarios, todos los días del mes, sin descansos, sin vacaciones pagas, sin aguinaldo y sin derechos laborales básicos.

El dato de ingreso promedio por pedido —$2.553,6, sin propinas— ya nace condicionado. De ese monto, que suele fluctuar según la demanda, el clima y los caprichos de los algoritmos, el trabajador debe cubrir combustible, mantenimiento del vehículo, repuestos, desgaste físico, riesgos en la vía pública, comida, datos móviles y una lista interminable de costos que recaen exclusivamente en su bolsillo. Lo que queda al final es un ingreso real que, cuando se lo compara con cualquier parámetro elemental de la vida cotidiana, exhibe una injusticia insoportable. El APP permite dimensionar esa desigualdad: traducidos a viajes, los gastos vitales se convierten en un mapa de la precariedad. Sostener un hogar, pagar un alquiler en la Ciudad de Buenos Aires, criar un hijo o simplemente intentar alcanzar el Salario Mínimo Vital y Móvil se convierten en cantidades absurdas de pedidos, imposibles de cumplir sin poner el cuerpo al límite en jornadas extenuantes.

El informe remarca un punto clave: en las plataformas no existe ningún parámetro salarial. No hay piso, no hay referencia, no hay salario mínimo. Lo que en cualquier actividad formal constituye un derecho, en el mundo de las apps es reemplazado por un algoritmo opaco que determina cuántos pedidos recibe un repartidor, qué viajes se pagan mejor, cuáles se castigan, quién es “premiado” por aceptar tareas riesgosas y quién queda invisibilizado por rechazar encargos que no cubren ni el combustible. La idea del “colaborador independiente”, cuidadosamente instalada por las empresas, funciona como un paraguas legal para negar toda responsabilidad patronal: no hay aguinaldo, no hay obra social, no hay ART, no hay aportes jubilatorios, no hay indemnización, no hay paritarias, no hay sindicalización reconocida. La supuesta “libertad” que promocionan Rappi o PedidosYa termina siendo la libertad del trabajador para hacerse cargo de todos los costos, mientras la empresa se queda con el margen.

Las aplicaciones han construido un relato aspiracional: vos manejás tu tiempo, vos decidís cuándo trabajar, vos elegís cuánto ganar. Pero la realidad que desnuda el APP es exactamente la contraria. El repartidor no es dueño de su tiempo; es rehén de un sistema que lo obliga a aceptar cada viaje que aparece, aun cuando no resulta rentable o seguro. En días de lluvia, el costo físico se multiplica; en días de baja demanda, los ingresos se desploman. El algoritmo decide, el trabajador obedece. Y si no lo hace, es penalizado. El modelo de las plataformas, vendido como el futuro del trabajo, termina pareciéndose demasiado a los peores momentos del pasado: jornadas interminables, ingresos variables, ausencia total de derechos y un nivel de explotación naturalizado bajo la excusa de la “economía digital”.

Que un país permita que para no ser pobre se deban completar más de 15 pedidos diarios evidencia un problema estructural que excede a las apps. Pero es en ellas donde ese problema se vuelve más evidente: una enorme cantidad de jóvenes y migrantes son empujados hacia un sistema de empleo que precariza por diseño. Trabajan todo el día, todos los días, corriendo contra el reloj, expuestos al tránsito, al clima, a la violencia urbana, sin seguros y sin respaldo institucional. El APP no solo transparenta la magnitud de esa explotación; también desmonta el cuento del “emprendedor en movimiento” que las plataformas quieren instalar.

Porque detrás de cada moto y cada mochila térmica no hay un emprendedor libre, sino un trabajador que sostiene con su cuerpo la rentabilidad de empresas que no reconocen ninguna obligación. Y cuando un modelo económico exige 461 viajes mensuales para apenas alcanzar el nivel de pobreza, lo que queda en evidencia no es la voluntad del trabajador sino la crueldad de un sistema que se ha vuelto estructuralmente insostenible.

Fuente:

.https://noticiasargentinas.com/interes-general/un-repartidor-tiene-que-entregar-mas-de-15-pedidos-diarios-para-no-ser-pobre_a692c3f4ae9bb600078f55827

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