La organización acusó de antisemitismo a un segmento humorístico que ironizaba sobre supuestos beneficios para israelíes, y amenaza con llevar a la Justicia a la conductora. Una reacción que roza la censura y banaliza, peligrosamente, la lucha contra el verdadero odio antisemita.
La Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) volvió a colocarse en el centro de la polémica tras anunciar que analiza acciones legales contra Elizabeth “La Negra” Vernaci, a raíz de un sketch humorístico emitido en su programa radial “Negrópolis”. El segmento ironizaba sobre supuestas pensiones para ciudadanos israelíes, mencionando frases como “les regalamos la Patagonia para que hagan de Chubut un kibutz” o “si antes se embarazaban por un plan, ahora se van a querer cortar el pito”.
A ojos de la DAIA, semejantes líneas humorísticas constituyen “antisemitismo”, y su presidente, Mauro Berenstein, denunció que el sketch no solo “desinforma”, sino que genera “violencia y odio”.
Sin embargo, lo que debería debatirse con serenidad y contexto terminó convertido en un escándalo mediático, donde la amenaza de juicio a un chiste roza límites peligrosos para la libertad de expresión. Resulta, cuanto menos, preocupante que la organización que históricamente dice defender a la comunidad judía y combatir el antisemitismo, coloque bajo la misma etiqueta a un sketch radial y a discursos de odio real.
Berenstein admitió que no acusan a Vernaci de ser antisemita, sino de utilizar a la comunidad judía como recurso humorístico para “criticar al Gobierno”. Incluso explicó que no existe ningún plan especial para israelíes, sino convenios multilaterales de seguridad social vigentes con varios países, lo cual es un dato relevante.
Pero la pregunta es inevitable: ¿amerita un chiste, por más incómodo o torpe que sea, semejante vendaval institucional y la amenaza de judicialización?
Nadie discute que el antisemitismo sigue existiendo —y que debe combatirse con firmeza—, pero confundir humor, por ácido que sea, con un discurso de odio real, diluye la seriedad de la causa. No es casual que cada vez más voces adviertan que la sobreactuación de organismos como la DAIA termina alimentando la idea de que hay temas “intocables”, con humoristas o periodistas caminando sobre un campo minado.
Mientras en Argentina se incautan arsenales de simbología nazi y se investiga a redes neonazis que sí constituyen una amenaza concreta, la DAIA parece distraer esfuerzos en perseguir a la radio de Vernaci, trivializando su propia misión.
Banalizar el término “antisemitismo” para etiquetar un sketch es, además, un flaco favor a las víctimas históricas del odio antijudío. No se combate el prejuicio censurando la sátira: se lo combate con información, pedagogía y diálogo.
Vernaci puede haber sido impertinente para algunos o caer en humor de mal gusto para otros —ese es otro debate—, pero la idea de llevarla a tribunales por un chiste es el verdadero despropósito. Y revela una actitud peligrosa: la de quienes pretenden blindar ciertos temas detrás de un muro de solemnidad, donde el humor, la ironía o la crítica política pasan a ser delitos.
No es la primera vez que la DAIA reacciona con tono persecutorio ante expresiones artísticas o humorísticas. Y si persiste en ese camino, corre el riesgo de volverse no la defensora, sino la carcelera de la libertad de expresión. Una libertad que, guste o no, también ampara el derecho de hacer humor incómodo, incluso sobre temas delicados.
Porque, al final, el humor —aun el más ácido— no es el enemigo. El verdadero enemigo es el odio real, el antisemitismo que asesina, persigue o amenaza. Y si no se distinguen las diferencias, la lucha contra el antisemitismo se transforma en un boomerang que daña a todos.
Fuente:
- https://noticiasargentinas.com/sociedad/fuerte-escandalo-con-la-negra-vernaci-por-un-polemico-sketch–la-daia-analiza-llevarla-a-la-justicia_a685f10aa8e56833f57f22ec6
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