El plan Milei bajo la lupa: reservas en rojo, deuda descontrolada y advertencias del FMI

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Mientras Javier Milei vende “superávit” y orden fiscal como trofeos de guerra, el país se hunde en una espiral de deuda, destrucción productiva y sumisión financiera. Tres señales de alarma exponen un modelo económico tan insostenible como ilegal.

La narrativa oficial del Gobierno libertario intenta instalar la idea de un plan económico exitoso, con superávit fiscal, caída de la inflación y recuperación en puerta. Sin embargo, una lectura atenta de los datos y advertencias internacionales revela una realidad inquietante: Argentina está transitando un ajuste brutal sostenido con endeudamiento interno, reservas “críticamente bajas”, legalidades pisoteadas y una bomba financiera a punto de estallar.

Las advertencias llegaron desde todos los frentes. El Fondo Monetario Internacional, en su revisión del acuerdo firmado con el país, advirtió sin rodeos sobre el “muy bajo nivel de reservas internacionales netas”, ubicándolas en terreno negativo y reclamando nuevas medidas de ajuste para liberar un desembolso de 2.000 millones de dólares. La situación de las reservas, que ya eran precarias cuando Milei asumió, se volvió aún más frágil tras una fuga constante de divisas. Pero el dato más alarmante es que, pese al supuesto superávit fiscal, la acumulación de deuda interna y la dependencia de financiamiento del BCRA alcanzan niveles incompatibles con una economía estable.

Lo más perturbador del informe del FMI no es solo el diagnóstico sobre las reservas. También lo es la naturalidad con la que acepta que el gobierno libertario aplica un modelo de “shock” con medidas regresivas, impactando fuertemente sobre la actividad, el empleo y los sectores más vulnerables. Se proyecta una caída de la economía del 3,5% para 2025, mientras el consumo sigue desplomándose y los indicadores sociales se deterioran. Y, sin embargo, la obsesión con lograr metas fiscales le gana a cualquier consideración sobre el sufrimiento humano.

En este contexto, los economistas más lúcidos comienzan a encender luces rojas sobre el dispositivo oculto que permite a Milei mostrar cuentas “ordenadas”: la emisión de deuda en pesos con tasas elevadísimas. Tal como revela un artículo reciente de Raúl Dellatorre, los intereses que el Tesoro debe pagar por esa deuda ya superan el gasto total en jubilaciones y pensiones. En otras palabras, el Estado argentino prioriza el pago de intereses a inversores y bancos por sobre la subsistencia de millones de jubilados.

Este mecanismo —que Dellatorre define como una “bomba de tiempo”— implica refinanciar vencimientos de deuda cada dos semanas, pagando intereses que se capitalizan a un ritmo vertiginoso. No es exagerado afirmar que el supuesto superávit fiscal del primer semestre se construyó sobre una montaña de pasivos que serán impagables a mediano plazo. Se trata, ni más ni menos, que de un modelo de bicicleta financiera disfrazado de “orden fiscal”.

El corazón de este modelo no solo es moralmente insostenible; también es jurídicamente cuestionable. Así lo denuncia Betina Stein, directora del Banco Central, quien presentó un dictamen contundente contra el acuerdo firmado por Martín Guzmán con el FMI en 2022 y prorrogado por Milei sin control alguno. Según Stein, el Programa de Facilidades Extendidas fue aprobado violando la Ley de Administración Financiera, sin los informes técnicos necesarios, sin debate parlamentario y a través de un DNU que el Congreso nunca convalidó. La operatoria, en sus palabras, no cumplió con los requisitos mínimos de legalidad.

Lo que este documento revela es que el endeudamiento externo con el FMI —pese a ser uno de los condicionantes principales del modelo libertario— se sostiene sobre bases legales frágiles y opacas. Y no solo eso: la carga de intereses en dólares, sumada al endeudamiento creciente en pesos, configura un esquema explosivo para cualquier gobierno futuro.

La pregunta inevitable es: ¿hasta cuándo puede sostenerse esta ilusión de “estabilidad”? ¿Qué pasará cuando los vencimientos acumulados de deuda en pesos empiecen a ser impagables? ¿Cómo se enfrentará la sequía de reservas sin un plan de reactivación productiva? ¿Qué sentido tiene un “superávit fiscal” construido sobre el hambre, la recesión y la destrucción de capacidades estatales?

El modelo Milei no es una salida. Es un laberinto que acumula tensiones, pisotea derechos, ignora la legalidad y fabrica una crisis que, tarde o temprano, estallará. Las alertas ya están sonando: las encienden el FMI, los economistas críticos y los propios datos oficiales. Pero el Gobierno prefiere seguir vendiendo espejismos, mientras el país se desangra en cámara lenta.

El ajuste no es austero, es criminal. La deuda no es solución, es sometimiento. Y el superávit no es un logro, es una trampa estadística. Argentina necesita otra hoja de ruta. Una que no sacrifique a su gente en el altar de la especulación financiera, una que recupere el sentido de lo público, de lo humano y de lo justo.

Fuente:
https://www.pagina12.com.ar/843820-criticamente-bajas-el-fmi-volvio-a-advertir-al-gobierno-por-
https://www.pagina12.com.ar/843265-una-bomba-de-tiempo-en-el-dispositivo-del-plan-economico
https://www.pagina12.com.ar/840567-el-credito-del-fmi-no-cumplio-con-la-ley

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