UADE impone un código de vestimenta retrógrado y desata una ola de indignación estudiantil

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La Universidad Argentina de la Empresa reavivó un viejo código de vestimenta que prohíbe minifaldas, musculosas y prendas “inadecuadas”, desatando una fuerte reacción en redes sociales y entre estudiantes que denuncian machismo, censura y un modelo educativo conservador.

El intento de “reforzar la convivencia y la presentación profesional” en la UADE terminó transformándose en un símbolo del autoritarismo institucional y el control sobre los cuerpos. En un país donde las libertades individuales están siendo cada vez más recortadas, la polémica medida de la universidad privada expone un retroceso cultural alarmante.

La Universidad Argentina de la Empresa (UADE) volvió a ser noticia, y no precisamente por sus logros académicos. Esta vez, el centro privado de estudios superiores se convirtió en el epicentro de un escándalo por la aplicación de un código de vestimenta que prohíbe minifaldas, tops, shorts deportivos y musculosas cavadas. En pleno 2025, mientras las sociedades discuten sobre diversidad, inclusión y libertad de expresión, una institución universitaria parece anclada en un manual de moral victoriana.

El instructivo que la UADE difundió en su plataforma WebCampus y mediante cartelería interna detalla una lista de prendas “inadecuadas” para circular dentro del campus. La justificación oficial apela a la necesidad de “fortalecer un entorno de convivencia, inclusión y respeto mutuo”, además de fomentar una “presentación personal adecuada al ámbito universitario y coherente con la formación profesional que se brinda”. En la práctica, sin embargo, lo que la universidad llama respeto, muchos interpretan como control moral y disciplinamiento social.

La institución, que argumenta que esta norma rige desde el año 2000 y que simplemente se está “reforzando”, parece olvidar que las transformaciones sociales de las últimas dos décadas han redefinido las nociones de libertad, género y autonomía. Lo que en los años noventa podía pasar inadvertido, hoy genera indignación. Y no es para menos: el listado de prendas prohibidas incluye desde musculosas hasta polleras cortas, pasando por calzado de playa o vestimenta con alusiones políticas o religiosas. Una lista que revela mucho más que un simple reglamento: desnuda una concepción conservadora del cuerpo y del rol de los estudiantes dentro de una institución que se vende como “moderna y empresarial”.

El debate se desató rápidamente en redes sociales. Decenas de estudiantes y egresados expresaron su repudio ante lo que consideran una medida “machirula”, “rancia” y “antidemocrática”. Una usuaria relató en X que una amiga fue reprendida por dejar ver una mínima parte del abdomen: “Estaba con la remera más tranqui de la vida y la retaron porque ‘se le ve la panza’. ¿En qué siglo estamos?”, escribió. Otro usuario ironizó: “A partir de esta semana, las mujeres y los hombres que estudian en la UADE ya no podrán ir vestidos de carne. Más arcaico, rancio y antidemocrático, no se consigue”.

La reacción institucional no hizo más que echar leña al fuego. Ante la viralización de los carteles que incluían un código QR con el reglamento completo, la universidad emitió un comunicado aclarando que no se trata de una nueva disposición, sino de la continuidad de una norma que “forma parte del Código de Conducta” desde hace más de dos décadas. Además, señaló que todos los estudiantes firman su aceptación al ingresar a la carrera. La Secretaría de Asuntos Estudiantiles, encabezada por la Mg. Cristina Slica, insistió en que la medida busca “mantener un entorno apropiado para la actividad universitaria y sus futuros profesionales”.

Pero detrás de esa aparente neutralidad institucional, se esconde una postura ideológica. En un país donde las universidades públicas enfrentan ataques sistemáticos del gobierno de Javier Milei y donde el discurso oficial promueve la desregulación, la privatización y la moral conservadora, no es casual que una universidad privada “modelo empresa” refuerce reglas que disciplinan los cuerpos y silencian la disidencia. El discurso de la “presentación profesional” funciona como un eufemismo para imponer una idea de éxito y decoro asociada a los cánones empresariales del siglo pasado, donde el aspecto físico valía más que la capacidad intelectual.

Mientras las universidades nacionales luchan por sostener la gratuidad, la investigación y la libertad académica, instituciones privadas como la UADE parecen alinearse con un clima cultural más autoritario, donde el orden se impone sobre el pensamiento crítico. No es menor que el código prohíba también “ropa con mensajes políticos, religiosos o deportivos”, un punto que, más allá de lo estético, roza peligrosamente la censura. En una democracia, pretender regular las ideas o las identidades que un estudiante expresa con su vestimenta es una forma de represión simbólica.

La defensa de la UADE apela a la idea de “coherencia con la formación profesional”, como si vestir de determinada manera fuera sinónimo de ser un buen profesional. Ese concepto, profundamente clasista, desconoce que las universidades no son empresas y que la educación superior no puede limitarse a preparar “empleados eficientes”. La formación universitaria implica pensamiento crítico, libertad creativa y autonomía. Sin esas condiciones, lo que se produce no son profesionales libres, sino trabajadores dóciles.

El debate sobre la vestimenta no es nuevo, pero sí revela tensiones actuales. En un contexto social donde el gobierno de Milei recorta derechos laborales, desfinancia la educación y promueve un discurso moralizante, cada gesto institucional adquiere un significado político. La UADE, al endurecer una norma de apariencia “neutral”, termina enviando un mensaje de alineamiento con un modelo de país que valora más la obediencia que la libertad.

El control sobre los cuerpos siempre ha sido una forma de control social. Y cuando una universidad, que debería ser un espacio de apertura y debate, impone restricciones basadas en estereotipos de género y moral conservadora, lo que hace es reproducir las mismas lógicas patriarcales que los movimientos feministas llevan décadas intentando derribar. No se trata de una cuestión de “moda” o “decoro”, sino de poder.

Resulta paradójico que una institución que se presenta como formadora de “líderes empresariales” no comprenda que la verdadera profesionalidad no depende del largo de una pollera ni del escote de una blusa, sino del pensamiento, la creatividad y la capacidad de cuestionar el statu quo. La insistencia en normas de apariencia “correcta” revela un profundo temor a la diversidad y al cambio.

En última instancia, el escándalo de la UADE trasciende los límites del campus. Es el reflejo de una Argentina donde ciertos sectores intentan reinstalar viejas normas morales mientras promueven políticas económicas regresivas. El código de vestimenta se convierte así en una metáfora involuntaria del país: una estructura rígida, jerárquica y conservadora que pretende moldear a los jóvenes según estándares obsoletos.

Que esta polémica haya estallado en redes sociales no es casual. Las generaciones más jóvenes ya no aceptan sin cuestionar las normas impuestas. Quieren universidades que respeten la libertad individual, que no reproduzcan la cultura del control y que no confundan la seriedad académica con el disciplinamiento del cuerpo. Y si la UADE no logra entenderlo, será recordada no por su excelencia educativa, sino por haber querido uniformar lo que precisamente debía enseñar a pensar diferente.

En tiempos donde la libertad se usa como eslogan pero se restringe en los hechos, la decisión de la UADE de reforzar su código de vestimenta no es un acto administrativo más: es un síntoma del conservadurismo que avanza bajo el discurso del orden. Lo que se juega no es solo la elección de una prenda, sino el derecho a ser, a expresarse y a estudiar sin que una institución decida qué cuerpo es correcto y cuál no.

Fuentes:

.https://noticiasargentinas.com/interes-general/uade-rompio-el-silencio-sobre-el-polemico-codigo-de-vestimenta—no-es-una-nueva-disposicion–rige-desde-2000-_a68eda799d823add3028d7146

.https://noticiasargentinas.com/interes-general/ni-polleras-ni-musculosas–polemica-por-el-codigo-de-vestimenta-de-la-uade_a68ed51bb105ba45aff6e7498

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