Contradicción: Cuando los principios libertarios chocan con la realidad cotidiana

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Un tuit que se hizo viral en las últimas horas retrata un choque casi cómico entre principios libertarios y realidad cotidiana. La protagonista, “libertaria”, se quedó sin trabajo y sus herramientas básicas para laburar —celular y computadora— dejaron de funcionar. En lugar de buscar ingresos a través de empleo o emprendimiento, opta por pedir donaciones a través de TikTok. Es decir, recurre a la solidaridad de terceros para sobrevivir, algo que su propia filosofía critica cuando lo hace otra persona.

Aquí es donde entra la ironía política: Javier Milei, máximo referente del libertarismo en Argentina, ha declarado en numerosas oportunidades que la solidaridad forzada es equivalente a robar. Según él, nadie debería “depender” del Estado ni de otros; cada individuo debe valerse por sí mismo. Sin embargo, la protagonista del posteo está haciendo justamente lo que Milei critica: depender de terceros para solucionar su precariedad.

El resultado es una doble contradicción: se critica a quienes reciben asistencia social o planes del Estado, mientras se recurre a un mecanismo prácticamente idéntico —pedir dinero— pero disfrazado de modernidad digital y autoemprendimiento en TikTok. La incoherencia se vuelve más evidente si se pone en el marco ideológico que ella misma defiende: la solidaridad no debería existir según Milei, pero ahora es su tabla de salvación.



Además, la situación expone un fenómeno contemporáneo: la monetización de la precariedad a través de redes sociales. TikTok y plataformas similares han convertido la vulnerabilidad personal en un recurso económico. Esto demuestra que los dogmas ideológicos a veces colisionan con la vida real: predicar libertad y rechazo a la solidaridad mientras se depende de la generosidad de los demás es, cuanto menos, contradictorio.

En conclusión, el posteo no solo sirve para criticar la incoherencia de una persona, sino también para subrayar el límite de la filosofía libertaria aplicada a la vida cotidiana. Como diría Milei: la responsabilidad individual es clave… pero cuando las herramientas fallan, incluso la más acérrima defensora de la autosuficiencia termina pidiendo ayuda.

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