El presidente Javier Milei volvió a ser protagonista de un episodio que lo expuso más por lo insólito que por lo político. Un gesto extraño durante una entrevista, en el que se lo ve sobresaltarse en la silla mientras intentaba explicar teorías económicas, se viralizó en redes sociales y lo convirtió en tendencia. Lo que para muchos fue apenas un microsegundo, para miles de usuarios en X fue suficiente para desatar especulaciones, burlas y hasta diagnósticos improvisados.
Mientras el mandatario intentaba desplegar un discurso enrevesado sobre modelos como el de Heckscher-Ohlin o el teorema de Stolper-Samuelson, su repentina reacción corporal eclipsó cualquier argumento. El presidente que se jacta de su formación académica terminó, otra vez, reducido a un meme. Algunos usuarios ironizaron con que parecía un “puntazo del ciático”, otros se preguntaron si se trataba de un ataque de pánico, y no faltaron los que lo tradujeron en clave política como un símbolo de incomodidad frente a su propio relato económico.
La escena fue tan breve como contundente: un gesto torpe en medio de un discurso solemne que expuso, una vez más, la fragilidad comunicacional de Milei. En lugar de transmitir autoridad, el episodio lo dejó en ridículo, atrapado en el doble filo de las redes sociales que ya no perdonan ni un parpadeo fuera de lugar. El propio Tomás Rebord lo sintetizó con humor: “Estoy tentado por esta estupidez, no entiendo qué hace ese microsegundo”.
Así, el presidente que busca ser recordado como un “líder disruptivo” queda nuevamente registrado como un protagonista involuntario de la comedia digital. El Milei de los grandes enunciados teóricos, que se pretende estadista, termina una y otra vez convertido en caricatura, víctima de su propio exceso de exposición y de una ciudadanía que, en medio de la crisis, encuentra en cada desliz del mandatario un espejo de su desconexión con la realidad cotidiana.
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