La AFA dejó caer el contrato con Torneos y detonó la primera gran batalla abierta con el Grupo Clarín por los derechos del Ascenso. El gigante mediático, que monopolizó durante décadas la televisación, enfrenta su mayor pérdida de control desde los ’90.
La decisión que anunció la Asociación del Fútbol Argentino no es un simple cambio contractual: es un golpe directo a uno de los negocios más estables, silenciosos y rentables que sostuvo el Grupo Clarín durante casi 35 años. Claudio “Chiqui” Tapia informó que la AFA no renovará el acuerdo con Torneos y Competencias para televisar los partidos de la Primera B Nacional y la Primera B Metropolitana. La señal históricamente manejada por el holding mediático más poderoso del país queda, por primera vez en décadas, al borde de perder un negocio que construyó a pura influencia desde 1991.
Si la disputa por el insólito título que AFA adjudicó a Rosario Central ya había generado un clima de escándalo, el enfrentamiento con Clarín escaló el conflicto a otro nivel. Tapia decidió no solo soltarle la mano a Torneos, sino abrir públicamente la puerta a nuevas empresas y hasta la creación de una señal propia de la AFA. Una declaración de independencia audiovisual que el conglomerado mediático históricamente resistió.
El comunicado de la AFA es elocuente: después de un “pormenorizado estudio”, la casa madre del fútbol anunciará en breve si el Ascenso será transmitido por una plataforma propia o si se abrirá un proceso formal para recibir ofertas de otras compañías interesadas. Es el final de un vínculo que parecía inquebrantable, un negocio que funcionó durante tres décadas como una autopista directa entre la AFA y el poder mediático del Grupo Clarín.
Desde la AFA justifican la decisión en la necesidad de “mejorar los ingresos de los clubes”, un argumento que sintoniza con el ánimo de las hinchadas que —más allá de la bronca por el título de Rosario Central— reclaman transparencia y un reparto más justo del dinero que genera el fútbol. No es casual que Tapia eligiera este momento para cortar lazos: Clarín se subió sin escrúpulos a la ola de indignación por el campeonato adjudicado a Central, potenciando el impacto político del escándalo.
En la AFA sienten que el holding amplificó la crisis para desgastar a Tapia justo cuando avanzaba la decisión de romper el acuerdo comercial. Y esa sospecha no suena descabellada si se tiene en cuenta que las relaciones entre Clarín y la dirigencia futbolera nunca fueron ingenuas: durante décadas, el Ascenso fue una pieza más de la arquitectura de negocios que permitió a la señal de Torneos mantener posiciones dominantes en la industria audiovisual.
La jugada no pasó inadvertida para Javier Milei. Después del fallido intento de imponer las Sociedades Anónimas Deportivas —resistencia de los clubes y desplome político mediante— el Presidente se subió otra vez al ring del fútbol. Desde el Gobierno celebran la ruptura entre Tapia y Clarín como una oportunidad para reflotar la idea de intervenir la AFA mediante un acuerdo con Gianni Infantino, titular de la FIFA. Como siempre, filtran que la Selección de Lionel Messi “no será afectada”, un mantra repetido para evitar un escándalo internacional.
El mapa político del fútbol argentino, entonces, se reconfigura en simultáneo con el negocio audiovisual. Y Clarín, acostumbrado a operar desde el control territorial absoluto, enfrenta un escenario inédito: ya no tiene garantizado el manejo del Ascenso, y la AFA no descarta avanzar con nuevos actores del mercado. De hecho, aseguran que ya hubo contactos con varias empresas interesadas en quedarse con un producto que, aunque no masivo, es valioso desde lo político, lo territorial y lo comercial.
Si la puja por el título de Rosario Central fue la chispa, lo que hay detrás es un negocio de décadas que está dejando de ser monopólico. Clarín juega fuerte para que nada cambie. Tapia responde que no piensa ceder. Y el Gobierno intenta colarse para disciplinar a la AFA bajo el paraguas de la FIFA.
La pelea recién empieza, pero el dato mayor ya está escrito: el negocio del Ascenso dejó de ser propiedad natural del Grupo Clarín. Y eso, para la corporación que definió la comunicación deportiva argentina desde los ’90, es una derrota histórica.
Fuente:





















Deja una respuesta