En las últimas horas se viralizó un video en redes sociales donde una mujer increpa a la ministra de Seguridad y candidata a senadora por La Libertad Avanza, Patricia Bullrich, recordándole la muerte del joven artesano Santiago Maldonado, desaparecido en 2017 durante un operativo de la Gendarmería Nacional que ella misma comandaba. El breve video, difundido en plataformas como Instagram y X, muestra a Bullrich sacándose fotos con simpatizantes en una confitería, mientras una mujer le dice con voz firme: “La vamos a recordar siempre como la asesina de Santiago Maldonado.” La escena es corta, sin gritos ni insultos, pero cargada de memoria.
En las imágenes,Bullrich, al escuchar el reclamo, se detiene apenas un instante, gira la cabeza y responde con visible incomodidad. Intenta defenderse diciendo “se ahogó”, en un tono cortante, casi entre dientes. Su voz suena tensa y el gesto corporal la delata: eleva ligeramente la mano en señal de negación, desvía la mirada y acelera el paso para alejarse del lugar. No hay gritos de su parte, pero sí una actitud defensiva y nerviosa, con una mueca rígida, mezcla de enojo y sorpresa. Mientras tanto, se escucha de fondo un pequeño grupo de personas que aplaude a la mujer que la increpó, sin insultos ni violencia.
Hasta el momento no se pudo confirmar el lugar exacto ni la fecha precisa del episodio, aunque diversas publicaciones en redes sostienen que ocurrió en un aeropuerto. Tampoco existen registros de medios acreditados que documenten el suceso de manera independiente. Lo cierto es que el video alcanzó amplia circulación y reavivó el debate sobre la responsabilidad política de Bullrich en uno de los casos más sensibles de la democracia reciente.
El hecho, aunque breve, vuelve a colocar en primer plano una herida abierta en la sociedad argentina: la desaparición y muerte de Santiago Maldonado, ocurrida el 1 de agosto de 2017, cuando la Gendarmería Nacional ingresó al territorio mapuche Pu Lof en Resistencia, Cushamen (Chubut), en medio de un operativo ordenado por el Ministerio de Seguridad que encabezaba Bullrich. El cuerpo de Maldonado fue hallado 77 días después en el río Chubut. La autopsia determinó que murió por “asfixia por sumersión”, pero su familia sostiene desde entonces que fue una desaparición forzada seguida de muerte. Bullrich, en cambio, defendió siempre el accionar de la fuerza y negó la responsabilidad estatal. “No voy a tirar un gendarme por la ventana”, llegó a declarar en una entrevista de 2017.
Años después, en 2021, la dirigente de PRO protagonizó otro momento polémico: grabó un video en el lugar donde fue encontrado el cuerpo del joven, afirmando que “la verdad venció al relato”. Aquella provocación fue duramente repudiada por organismos de derechos humanos y la familia Maldonado. El escrache actual, aunque de momento no haya sido documentado por los grandes medios, resuena con fuerza simbólica. Es la memoria social la que interpela a Bullrich en un espacio público, lejos de los estudios de televisión y los discursos preparados. El gesto de una ciudadana común, sin violencia ni pancartas, parece recordarle a la ministra algo que no se borra con el tiempo: la muerte de un joven en un operativo bajo su mando.
Más allá de la falta de confirmaciones sobre el lugar exacto del episodio, el video y su repercusión muestran cómo la figura de Patricia Bullrich sigue ligada indisolublemente al caso Maldonado. Y, aunque la Justicia haya cerrado la causa principal, la sociedad no ha cerrado el duelo. La imagen de la ministra, incómoda, intentando justificar con un “se ahogó”, condensa la distancia entre la versión oficial y la memoria colectiva. Porque a veces, como demuestra este escrache sereno, la justicia tarda, pero la memoria no olvida.





















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