Los gobernadores del frente opositor cargaron contra el Gobierno nacional con denuncias sobre ajuste y ninguneo al interior, pero su propia propuesta repite vicios de la política tradicional.
En Chubut, los seis gobernadores de Provincias Unidas intentaron mostrarse como alternativa frente al desgaste de Javier Milei. Claudio Vidal, Ignacio Torres, Gustavo Valdés, Carlos Sadir, Maximiliano Pullaro y Martín Llaryora desplegaron un discurso cargado de indignación contra el centralismo porteño y la insensibilidad oficial. Sin embargo, más allá de las frases altisonantes, el encuentro dejó en evidencia que no hay proyecto sólido ni respuestas concretas: lo que emerge es apenas otro armado electoral dispuesto a capitalizar el descontento.
El diagnóstico sobre el presente argentino fue lapidario. “Así como va, claramente nos lleva al abismo”, lanzó Vidal, apuntando al ajuste y a la falta de diálogo de la Casa Rosada. Sadir advirtió que “la motosierra no puede ser la única herramienta de gestión”, mientras Valdés denunció que “las provincias son ninguneadas” desde Buenos Aires. Llaryora, más encendido, prometió “poner un presidente federal en 2027” y remarcó que Milei fracasó en construir un Estado eficiente.
Las palabras suenan potentes, pero la contradicción es evidente. Muchos de estos mismos gobernadores acompañaron, en silencio o con complicidad, políticas de endeudamiento, tarifazos y recortes que hoy critican. Valdés gobernó Corrientes bajo la misma lógica de ajuste que ahora denuncia. Llaryora y Schiaretti construyeron un cordobesismo que también subordinó lo social a la especulación financiera. Torres, desde Chubut, se vende como renovador mientras negocia con las mismas empresas extractivas de siempre. Pullaro repite la muletilla de “romper la polarización”, pero su provincia está atada a acuerdos con los sectores más concentrados del agro y la banca.
La crítica al Gobierno nacional, con su desprecio por la universidad pública, los jubilados y las provincias, es justa. Milei gobierna con una motosierra que arrasa con derechos básicos y su modelo ultraliberal profundiza la desigualdad. Pero que los gobernadores de Provincias Unidas se muestren como salvadores resulta poco creíble: ninguno explica cómo romper con la dependencia financiera del FMI, cómo garantizar un modelo productivo equitativo ni cómo sostener una redistribución real de la riqueza.
El acto en Puerto Madryn, con la visita a la planta de ALUAR incluida, fue también un gesto de alineamiento con los grandes grupos empresarios. Mientras en los discursos se invoca la defensa del trabajo y la producción, en los hechos se convalidan privilegios de compañías que concentran poder y condicionan la política. Esa distancia entre lo que se dice y lo que se hace es lo que erosiona la confianza ciudadana.
El problema de fondo no es solo Milei ni solo Provincias Unidas: es un sistema político que lleva décadas atrapado en la falsa disyuntiva entre dos polos mientras reproduce la pobreza estructural. La dirigencia se indigna, promete federalismo, asegura que “esta vez será distinto”, pero cuando llega la hora de gobernar la historia se repite.
La Argentina necesita un cambio real, pero ni el modelo ultraliberal de Milei ni el armado oportunista de estos gobernadores parecen estar a la altura. La ciudadanía ya no compra discursos encendidos ni spots de campaña: lo que exige son políticas que devuelvan dignidad, trabajo y futuro. Y, hasta ahora, lo que ofrecen ambos bandos es apenas más de lo mismo.
Fuente:
.https://www.infobae.com/politica/2025/09/30/nos-lleva-al-abismo-provincias-unidas-hizo-un-duro-diagnostico-sobre-la-gestion-de-milei-con-un-discurso-antipolarizacion/?outputType=amp-type





















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