El secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, reveló que Milei fijó como condición sacar a China de Argentina para acceder a la ayuda financiera.
En una entrevista de alto impacto, Scott Bessent, secretario del Tesoro estadounidense, explicitó por primera vez el acuerdo de fondo para “rescatar” financieramente al gobierno de Javier Milei: la Casa Blanca condicionó el swap de 20.000 millones de dólares a que la Argentina reduzca sustancialmente la influencia china en su economía y relaciones internacionales. La declaración oficial, jamás informada por el gobierno nacional, tensionó el escenario geopolítico local y global.
Bessent reveló en Fox News que Milei “está comprometido a sacar a China de la Argentina”, y que esa fue la exigencia clave para la intervención estadounidense. El swap, presentado por la gestión Milei como un “hito fundacional”, sirve tanto para apuntalar las reservas como para enviar una señal inequívoca de alineamiento con Washington en el tablero global. El acuerdo desató reacciones en la cancillería china y deja dudas sobre el futuro del swap con el Banco Popular de China (18.000 millones), además de los contratos de litio, uranio y obras estratégicas bajo capital y tecnología china.
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Reacciones y disputa global: ¿adiós a Beijing?
La propia Casa Rosada salió a moderar el mensaje: el jefe de Gabinete Guillermo Francos aseguró que no existe compromiso formal de ruptura con China, buscando calmar tensiones ante la posible reacción de Beijing. Sin embargo, la declaración de Bessent consolidó la percepción internacional de que la región es ahora el principal teatro de operaciones de la nueva competencia entre superpotencias.
Analistas económicos advierten que el “rescate” estadounidense beneficia, a corto plazo, la estabilidad financiera, pero deja a la Argentina todavía más frágil frente a presiones cambiarias y al humor de aliados externos. La maniobra, presentada como inversión y no como ayuda, ilustra el dilema de una economía periférica: la soberanía política queda hipotecada a decisiones y pulsos de intereses foráneos.
Reflexión crítica y riesgo a futuro
La entrega de áreas estratégicas al control estadounidense y la potencial caída de inversiones chinas ponen en jaque la promesa de autonomía y desarrollo independiente que defendió Milei al asumir la presidencia. El swap es apenas un salvavidas temporal, mientras la matriz productiva, energética y de financiamiento vuelve a depender del vaivén geopolítico dictado desde Washington. El 26 de octubre y los meses subsiguientes serán decisivos para saber a qué costo se sostiene el experimento Milei.




















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