La provincia de Buenos Aires atraviesa una jornada electoral marcada por la alta participación ciudadana. Pasadas las 16 horas, ya había votado más de la mitad del padrón, un dato que refleja el interés de los bonaerenses en un escenario político signado por el desgaste del oficialismo nacional y el intento del gobierno libertario de sostener su proyecto en medio de la crisis.
Con 13,3 millones de personas habilitadas para sufragar, el distrito más grande del país define nada menos que la renovación de la mitad de la Legislatura provincial: 46 bancas en Diputados y 23 en el Senado, además de la elección de concejales en los 135 municipios. Se trata de un test clave no sólo para la gobernabilidad de Axel Kicillof en el tramo final de su gestión, sino también para medir el nivel real de respaldo que conserva Javier Milei en el territorio más poblado de la Argentina.
El dato de participación —50,5% del padrón a dos horas del cierre de los comicios— sorprendió incluso a los propios candidatos de La Libertad Avanza y de la llamada Fuerza Patria, que durante la mañana habían expresado temor a una apatía electoral. Lejos de eso, las urnas parecen movilizar a una ciudadanía que busca hacer sentir su voz frente al ajuste brutal, la recesión y los escándalos de corrupción que atraviesan al oficialismo nacional.
La provincia está dividida en ocho secciones electorales, siendo la Primera y la Tercera las más numerosas, con 4,7 y 4,6 millones de votantes respectivamente. Allí se libra la disputa más dura, no sólo por la cantidad de bancas en juego, sino porque concentran la densidad social y política que define cualquier pulseada nacional.
La elección bonaerense de 2025 no es un trámite legislativo más: es una radiografía del clima político del país, un anticipo de los tiempos que vienen y, sobre todo, una señal de advertencia para un gobierno que insiste en gobernar con motosierra en mano mientras la sociedad empieza a buscar sus propios canales de resistencia.
La gran participación bonaerense desarma el relato libertario y deja al gobierno contra las cuerdas





















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