La derrota libertaria en la provincia de Buenos Aires desató una guerra interna que expone la fragilidad del armado político de Javier Milei y su hermana Karina. En el centro de la tormenta aparece Sebastián Pareja, señalado como el principal responsable del desastre electoral, pero paradójicamente fortalecido por el poder que le otorgan sus 14 legisladores propios. Ese capital político se convirtió en un escudo frente a los intentos de desplazarlo, porque en la Casa Rosada saben que si lo empujan demasiado, puede arrastrar consigo un bloque clave y transformarse en un opositor incómodo.
El caso recuerda al antecedente de Carlos Kikuchi, quien tras ser marginado armó su propia tropa y compitió por afuera. El temor de que la historia se repita obliga a Milei y a Santiago Caputo a tragar saliva y sostener, al menos por ahora, a un dirigente al que acusan de armar listas discrecionales plagadas de oportunistas, reciclados del peronismo y punteros sin peso territorial real. La interna libertaria se cocina a fuego alto: Karina Milei reclama cambios, Caputo busca disciplinar a los propios y el PRO aprovecha para pasar factura tras haber sido ninguneado en la campaña.
Los detalles de los nombres que ingresaron a la Legislatura bonaerense bajo el ala de Pareja encienden aún más la mecha: un legislador que elogió públicamente a Axel Kicillof, otro que mantuvo su cargo en el gobierno provincial hasta hace meses, y declaraciones como las de Maximiliano Bondarenko reconociendo que su madre jubilada “no llega a fin de mes”. Testimonios que exponen contradicciones y hasta disidencias con el programa económico del oficialismo.
Mientras tanto, el desmanejo de fondos para la fiscalización —con boletas y mesas desprovistas de cobertura electoral— alimenta sospechas y tensiones. La acusación directa cayó sobre María Luz Bambaci, una de las más cercanas a Pareja y parte de ese bloque de 14 que se transformó en el gran factor de poder dentro de un oficialismo debilitado. El malestar es transversal: desde los caputistas hasta sectores del PRO, pasando por libertarios díscolos que ya amagan con romper, todos coinciden en que Pareja debería ser apartado. Pero nadie se anima a dar el paso.
En este tablero fracturado, Pareja juega su mejor carta: resistir desde la amenaza de la fuga parlamentaria. Un capital de supervivencia que desnuda el drama del mileísmo: no puede sostener a un dirigente que hundió su armado en la provincia, pero tampoco puede soltarlo porque arriesga perder el poco músculo político que aún conserva. La paradoja del libertarismo hoy se sintetiza en un dilema brutal: enfrentar a Pareja y dinamitar el bloque, o tolerar su supervivencia y seguir cavando la tumba política de Karina y Javier Milei en Buenos Aires.
Fuente:
.https://www.lapoliticaonline.com/provincia/en-el-gobierno-no-se-animan-a-enfrentar-a-pareja-porque-temen-que-se-lleve-los-legisladores/





















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