La interna libertaria volvió a quedar al desnudo en la antesala de las elecciones. Lo que debía ser un aceitado operativo de fiscalización se convirtió en un escándalo: los fondos enviados por Karina Milei a punteros y armadores para garantizar fiscales en cada mesa desaparecieron como por arte de magia. La bronca se tradujo en un grito que circula entre los candidatos seccionales: “¡Se afanaron la fisca!”.
Karina, la hermana presidencial, tuvo que llamar distrito por distrito para verificar si la plata había llegado. En muchos casos, la respuesta fue la misma: no apareció un solo peso. Ante la falta de recursos, la orden que bajó desde la Rosada fue que los fiscales sean ahora voluntarios. La reacción de los dirigentes territoriales fue lapidaria: “Suerte con eso”.
El problema no es nuevo. En la Primera Sección, epicentro del armado de Sebastián Pareja, las tensiones se multiplican. Karina Milei había destinado 100 mil dólares a Ramón “El Nene” Vera para movilizar al cierre de campaña en Moreno. El resultado fue un fiasco: menos de dos mil personas, muchas de ellas barrabravas contratados como “seguridad”. Para colmo, Milei debió publicar una foto aérea falsa para disimular la escasa convocatoria, lo que desató burlas hasta dentro del propio oficialismo.
La sospecha sobre el destino de los fondos no se limita a un par de punteros. Dirigentes de Junín renunciaron denunciando manejos turbios de Mauro Imperatori, coordinador puesto por Pareja, a quien acusan de aceptar dinero “de dudosa procedencia” para colar a su gente en las listas. En paralelo, algunos candidatos confesaron en voz baja que ni siquiera se sacaron fotos durante la campaña para tener vía libre a la hora de escaparse al exterior después del domingo.
El clima en el búnker libertario es de desbande. La bronca de Karina contra sus propios operadores muestra una estructura corroída por la desconfianza y las cajas negras. Lo que aparece como “falta de plata” en realidad expone un entramado clásico de la política argentina: punteros que se quedan con la tajada, candidatos que se lavan las manos y una jefa de campaña que, desesperada, intenta apagar incendios con discursos voluntaristas.
El “modelo libertario” que prometía eficiencia y honestidad termina replicando, con torpeza y descaro, las peores prácticas del sistema que decía combatir. Y la pregunta que queda flotando, incómoda incluso para los votantes propios, es brutal: si no pueden fiscalizar sin que se les fuguen los dólares en autos descapotables, ¿cómo podrían administrar un país?
Fuente:
.https://www.lapoliticaonline.com/politica/alarma-entre-los-libertarios-por-el-operativo-de-fiscalizacion-se-afanaron-la-fisca/
Deja una respuesta