La trama de la Agencia Nacional de Discapacidad revela un desfalco equivalente a dos presupuestos anuales del Hospital Garrahan. Empresarios, dirigentes políticos y hasta la propia hermana del presidente aparecen señalados en un entramado de coimas y contrataciones irregulares.
La corrupción en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) ya no puede esconderse bajo la alfombra. Lo que se destapó no es un caso más de negociados entre funcionarios y empresarios, sino un saqueo que equivale en términos monetarios al robo de “dos presupuestos anuales” del Hospital Garrahan, una cifra que golpea de lleno a la sensibilidad social. Ese dinero terminó en manos de la familia Kovalivker, de los Menem, del ex titular de ANDIS Diego Spagnuolo y de Karina Milei, la hermana del presidente.
El escándalo comenzó con los audios filtrados de Spagnuolo, donde se revelaban pagos de coimas vinculados a contrataciones directas. La justicia ordenó allanamientos, entre ellos a los domicilios de los hermanos Emmanuel y Jonathan Kovalivker, dueños de la droguería Suizo Argentina, una de las empresas más grandes en la distribución de medicamentos e insumos de salud.
Los números hablan por sí solos: solo en el último año, el Estado le adjudicó a esta firma contratos por más de 240.794 millones de pesos, una suma que duplica el presupuesto del Garrahan. Los convenios abarcaron desde el Ministerio de Salud hasta la Policía Federal y el Ministerio de Defensa, sin licitaciones transparentes y en un esquema que garantizaba retornos hacia la Secretaría General y sus operadores políticos.
El rol de la familia Menem fue clave en esta operatoria: Martín Menem y su primo Eduardo “Lule” Menem actuaban como lobistas de los Kovalivker, facilitando negocios en distintas áreas del Estado. A cambio, el flujo de dinero era direccionado hacia el círculo más cercano a Karina Milei, intocable para la justicia y blindada por el propio presidente.
El archivo conveniente
La denuncia presentada por el abogado Alejandro Sebastián Díaz Pascual, basada en las investigaciones de Tomás Méndez, fue rápidamente archivada por el juez Julián Ercolini bajo el pretexto de “inexistencia de delito”. Un clásico de la justicia argentina: los escándalos se ventilan en los medios, la indignación social se enciende, pero el expediente judicial se apaga en silencio.
El trasfondo es aún más grave. Suizo Argentina no solo se benefició con compras millonarias sin licitación, sino que también comercializa los productos de la marca “Gentech” de Martín Menem a través de su plataforma Farmaonline. El círculo de negocios familiares y políticos se cerraba con total impunidad.
Milei y la anticasta en crisis
Javier Milei, que en campaña prometía dinamitar la “casta” y aseguraba que no dudaría en “volar por los aires a quien metiera la mano en la lata”, ahora se enfrenta a su mayor contradicción: el mayor escándalo de corrupción de su gestión involucra a su hermana Karina, su mano derecha en el poder. El propio presidente lo había admitido: “Con una excepción: mi hermana Karina”.
La frase, que en su momento sonaba a devoción personal, hoy se resignifica como una confesión de encubrimiento. La “excepción” se transformó en el blindaje político y judicial que sostiene a una red de negociados con fondos públicos destinados a los sectores más vulnerables.
El costo social del saqueo
No se trata solo de cifras multimillonarias. El dinero desviado desde la ANDIS a Suizo Argentina y sus socios significa menos recursos para personas con discapacidad, para hospitales públicos, jubilados, docentes, médicos y fuerzas de seguridad. Cada peso que se esfumó en retornos y comisiones ilegales es un peso menos para garantizar derechos básicos en un país cada vez más empobrecido.
La corrupción, lejos de ser un vicio de “la política tradicional”, atraviesa a todos los gobiernos y se renueva con nuevos nombres y apellidos. Los empresarios son siempre los mismos, las familias poderosas se reciclan, y el discurso anticasta se convierte en un escudo retórico para ocultar la misma podredumbre de siempre.
El caso ANDIS, más que un escándalo aislado, desnuda el verdadero rostro del poder en la Argentina de Milei: negocios millonarios para unos pocos, impunidad garantizada por la justicia y ajuste brutal para las mayorías.
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Indignante: El desfalco de la ANDIS equivale a dos presupuestos del Garrahan





















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