El presidente y la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, vivieron un nuevo episodio de rechazo ciudadano en el microcentro. Los insultos, la huida y la creciente tensión social exponen el desgaste del gobierno libertario.
El abucheo a Javier y Karina Milei en pleno corazón de Buenos Aires no fue un hecho aislado, sino un síntoma de la desilusión social frente a un gobierno que prometió libertad y terminó blindándose con custodia policial. Entre el malestar económico, el autoritarismo creciente y la campaña electoral que ya nadie celebra, el oficialismo enfrenta el espejo incómodo de su propio fracaso.
El microcentro porteño fue escenario este mediodía de una postal que el Gobierno hubiera preferido evitar. Javier Milei y su hermana Karina, la poderosa secretaria general de la Presidencia, salieron de un edificio sobre Avenida de Mayo al 605 y, en cuestión de segundos, se toparon con una multitud que los recibió al grito de “¡hijo de puta!”. El abucheo se multiplicó como un eco de furia ciudadana, mientras los hermanos Milei se apresuraban a subir a sus camionetas oficiales, rodeadas por un fuerte operativo de la Policía Federal.
El episodio, confirmado por la agencia Noticias Argentinas, ocurrió luego de una reunión con empresarios en el histórico edificio Cénit, tras el encuentro de gabinete matutino. Sin embargo, el supuesto gesto de “normalidad institucional” terminó en una retirada forzada, símbolo de la distancia cada vez mayor entre el Gobierno y la sociedad que dice representar.
Las escenas de rechazo ya no sorprenden. Hace apenas un día, en Mar del Plata, Milei se cruzó con vecinos que lo increparon por la crisis económica, por los precios que no paran de subir y por los salarios que se pulverizan mes a mes. El mismo presidente que en campaña prometía “terminar con la casta” hoy necesita de ella —y de sus custodios— para soportar el malhumor popular que él mismo alimentó con su ajuste brutal.
El libertario que se jactaba de “no vivir del Estado” se mueve hoy entre autos oficiales, blindados y barricadas humanas. Es la imagen de un poder cada vez más encerrado, que teme al contacto directo con los ciudadanos. Un poder que, en lugar de escuchar el descontento, lo reprime o lo ignora.
Karina Milei, apodada “El Jefe” por su hermano y por los propios funcionarios, también fue blanco de insultos y debió abandonar el lugar rumbo a Casa Rosada. Allí la esperaba otra reunión de campaña, como si la realidad de las calles no existiera. Pero existe. Y se hace oír.
La pérdida de apoyo se siente no sólo en las encuestas, sino también en la temperatura social. Los vecinos ya no callan. Los empresarios se muestran incómodos. Y dentro del oficialismo crece el desconcierto. En apenas diez meses de gestión, el Gobierno de Javier Milei logró un récord difícil de superar: pasar del furor libertario al repudio masivo.
La postal de hoy —el presidente huyendo entre insultos y escoltas— condensa el ocaso de una promesa política que se desmorona a ojos vista. No es sólo una anécdota callejera: es la expresión de un país cansado, que ya no compra el discurso de la motosierra y el ajuste infinito.
Milei puede seguir gritando en redes sociales o despotricando contra “los parásitos del Estado”, pero la realidad lo alcanza cada vez que pone un pie en la calle. Y esa realidad, como se vio en Avenida de Mayo, no se combate con custodia ni con propaganda: se enfrenta con política, empatía y gestión. Tres palabras que el gobierno libertario parece haber borrado del diccionario.
Fuente:
.https://noticiasargentinas.com/politica/javier-milei-se-mostro-en-el-microcentro-porteno-y-fue-abucheado-por-los-vecinos_a68e6abf972f63b7221e1a68a





















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