El levantamiento de la censura a Karina Milei revela el intento fracasado de silenciar a la prensa

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El juez Alejandro Patricio Maraniello levantó la medida cautelar que impedía la difusión de audios de Karina Milei, tras la decisión de la funcionaria de desistir de su propio recurso. El episodio deja al descubierto las tensiones del gobierno con la libertad de prensa.


Los audios, vinculados a denuncias de sobreprecios y presuntos desvíos de fondos, vuelven a circular sin restricciones. La maniobra judicial de Karina Milei, presentada como defensa de su seguridad, terminó convertida en un gesto de debilidad política frente a la opinión pública.

El levantamiento de la censura a los audios de Karina Milei, decidido por el juez Alejandro Patricio Maraniello, no es un hecho menor. Es la demostración de que incluso desde lo más alto del poder político se intentó frenar la circulación de información incómoda, y que el intento fracasó estrepitosamente.

La Secretaria General de la Presidencia y hermana del jefe de Estado había logrado, en un primer momento, que se bloqueara la difusión de grabaciones en las que el ex titular de la Agencia Nacional de Discapacidad, Diego Spagnuolo, hablaba de supuestos sobreprecios en la compra de medicamentos. Según esos audios, parte del dinero terminaría en manos de la propia Karina Milei. No se trata de un rumor de pasillo: las grabaciones fueron difundidas por periodistas de peso como Jorge Rial y Mauro Federico, y el gobierno reaccionó con una cautelar que, en los hechos, funcionó como censura previa.

La funcionaria presentó su desistimiento a primera hora de la mañana, apenas una hora y media antes de que venciera el plazo judicial. El timing dice mucho más de lo que el escrito oficial reconoce: no fue una renuncia voluntaria y tranquila, sino una jugada forzada por la presión mediática y por el desgaste que implica sostener un expediente cuyo trasfondo huele a encubrimiento.

En su escrito, Karina Milei insistió en que “no se trató de censura previa” y disparó contra el Grupo Perfil, acusando a su director, Jorge Fontevecchia, de usar la bandera de la libertad de prensa como un arma para atacar al gobierno. Sin embargo, la realidad es más cruda: la censura existió, aunque ahora se pretenda maquillar.

La contradicción es evidente. Mientras Javier Milei se autoproclama como defensor de la libertad absoluta, su círculo más íntimo recurre a maniobras judiciales para silenciar voces críticas. Y cuando esas maniobras se desarman por sí solas, como en este caso, lo único que queda expuesto es la debilidad política de una gestión que no tolera el disenso.

El argumento oficial de que los audios podrían ser parte de una maniobra de “espionaje ilegal” tampoco se sostiene. Si realmente el gobierno considerara que se trata de un delito de inteligencia clandestina, lo coherente sería impulsar con fuerza esa investigación. En cambio, lo que se vio fue un repliegue a último minuto para evitar que la cautelar siguiera siendo un boomerang contra la propia Casa Rosada.

La sociedad argentina no es ingenua. La historia reciente está marcada por intentos de ocultamiento, manipulación de pruebas y persecución a periodistas. Por eso, cada vez que el poder intenta intervenir en lo que los medios pueden o no publicar, el fantasma de la censura vuelve a golpear con fuerza. Y en este caso, la censura no sólo existió: fue admitida y luego retirada con un acto desesperado de desistimiento.

Lo que queda en evidencia es una tensión insalvable entre el discurso libertario del Presidente y las prácticas autoritarias de su entorno más cercano. Si Milei se jacta de combatir al “Estado opresor”, ¿cómo se explica que su hermana haya apelado al aparato judicial para callar denuncias que la incomodan? Esa contradicción erosiona, día tras día, la legitimidad de un gobierno que se proclama como el adalid de la libertad, pero que no tolera la transparencia cuando las acusaciones rozan a la familia presidencial.

Este episodio no termina con el levantamiento de la cautelar. Reabre un interrogante mucho más profundo: ¿qué hay detrás de los audios de Spagnuolo? ¿Por qué Karina Milei prefirió callar y desistir antes que enfrentarse en tribunales para desmentir categóricamente esas acusaciones? El silencio, en política, suele hablar más fuerte que cualquier discurso.

Fuente:.

.https://www.lanacion.com.ar/politica/caso-spagnuolo-karina-milei-pidio-levantar-la-censura-judicial-para-difundir-los-audios-nid16092025/

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