El gobierno nacional enfrenta una nueva tormenta política. Según reveló el periodista Paulino Rodríguez (@paulinor76), el presidente Javier Milei decidió suspender sus viajes a las provincias de Neuquén y Río Negro luego de que dos de sus candidatas, Nadia Márquez y Lorena Villaverde, fueran señaladas por presuntos antecedentes vinculados al narcotráfico. El dato difundido rápidamente se convirtió en tema de discusión en redes y medios nacionales.
Aunque desde la Casa Rosada todavía no hubo una comunicación oficial, la versión periodística sostiene que ambas dirigentes serían dadas de baja de las listas libertarias ante la creciente presión interna y el impacto negativo que generan sus nombres en la opinión pública. La decisión, de confirmarse, implicaría un intento de “control de daños” dentro de La Libertad Avanza, que viene arrastrando una serie de escándalos por vínculos con el empresario detenido Federico “Fred” Machado, acusado de narcotráfico y lavado de dinero.
Nadia Márquez, abogada y pastora evangélica, se hizo conocida por su militancia “provida” y por ocupar una banca en el Congreso representando a Neuquén. Aunque no existen causas judiciales firmes que la vinculen con delitos de narcotráfico, distintos medios locales la mencionan dentro del entramado político que acompañó a dirigentes libertarios cuestionados. Su figura genera rechazo en sectores progresistas por sus posiciones ultraconservadoras y su participación en espacios religiosos que recibieron fondos públicos.
Más grave es la situación de Lorena Villaverde, dirigente rionegrina también integrante de La Libertad Avanza, quien aparece mencionada en distintas investigaciones periodísticas por sus vínculos con Fred Machado, empresario detenido por narcotráfico y evasión, y con Claudio Ciccarelli, presunto testaferro del mismo grupo. A esto se suman embargos judiciales en San Antonio Oeste por una causa de venta irregular de terrenos en Las Grutas y versiones que la conectan con causas por lavado de activos. Si bien no hay sentencia firme, el cúmulo de denuncias, investigaciones y rumores ya constituye un problema político para un gobierno que llegó al poder prometiendo “terminar con la casta y la corrupción”.
La decisión de Milei de bajar la gira patagónica se interpreta como un intento de desactivar una crisis mayor. En plena campaña, el presidente busca sostener la narrativa de “austeridad moral” que lo llevó al poder, pero los escándalos en su propio espacio minan su discurso. La renuncia reciente de José Luis Espert a su candidatura en Buenos Aires, tras quedar involucrado en la trama del “caso Machado”, ya había generado un terremoto político dentro del oficialismo.
Ahora, con las candidatas del sur bajo sospecha, el llamado “escándalo narco” vuelve a golpear el corazón de La Libertad Avanza, dejando expuesta una estructura partidaria improvisada, atravesada por intereses económicos y conexiones dudosas. El caso deja una conclusión clara: la purga de nombres manchados por causas judiciales no alcanza para limpiar la imagen de un gobierno que prometió transparencia pero se ve cada vez más rodeado de personajes cuestionados.
La sucesión de denuncias, renuncias y sospechas de vínculos con el narcotráfico revela una crisis más profunda que la mera incompetencia política. Expone una falta total de control sobre las estructuras provinciales del oficialismo, que en su apuro por consolidar poder territorial abrió las puertas a dirigentes de pasado turbio o alianzas poco transparentes. En este escenario, el mensaje presidencial de “no tranzar con los corruptos” se diluye ante la realidad de sus propias listas. Las provincias patagónicas se convirtieron, así, en el nuevo epicentro de un escándalo que amenaza con escalar.
Por ahora, Milei guarda silencio. Pero el silencio, en política, también comunica.
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