Del triángulo de hierro al triángulo fundante: radiografía de una derrota anunciada y un triunfo que abre futuro

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Federico González

Las elecciones provinciales no sólo dejaron un resultado: dibujaron dos figuras políticas en tensión. De un lado, el triángulo de hierro —Javier Milei, Karina Milei y Santiago Caputo— que quiso presentarse como fortaleza, pero que en la práctica mostró rigidez, soberbia y fragilidad. Del otro, el triángulo fundante —Cristina Fernández de Kirchner, Axel Kicillof y Sergio Massa— que, con estilos distintos, encarnó sensatez, responsabilidad y conciencia colectiva.

El hierro que se oxida

El llamado “círculo de hierro” se ofreció como blindaje del presidente. Pero en las urnas reveló más debilidad que firmeza. Javier Milei reaccionó a la derrota con gritos y excusas, Karina Milei funcionó como custodia cerrada de un pequeño núcleo endogámico, y Santiago Caputo, el supuesto gran estratega, quedó descolocado frente al territorio real. Un triángulo cerrado, caprichoso y frágil, sostenido más en bravuconadas que en gestión.

Ese hierro, que prometía fuerza, se oxidó en contacto con la realidad. Lo que parecía coraje se volvió berrinche; lo que se vendió como épica terminó en victimización. No hubo estadista, apenas un influencer despechado.

El triángulo fundante

En contraposición emergió otro triángulo, muy distinto en textura y proyección.

  • Cristina Fernández de Kirchner aportó mística, votos y la fuerza simbólica de quien, pese a los ataques, permanece como mártir estoica.
  • Axel Kicillof sostuvo gestión, convicción y honestidad: la imagen de un gobernador sensato y responsable que responde con hechos.
  • Sergio Massa, en silencio, pero con eficacia, fue el arquitecto de la unidad: tejió alianzas, evitó fracturas y dio orden al conjunto.

Este triángulo fundante no se proclama perfecto, pero sí razonable, responsable y consciente. Fundante porque no se limita a administrar lo dado: constituye la base de una nueva etapa, la semilla de un futuro político que se abre tras la derrota del hierro oxidado.

Radiografía de la jornada

La participación electoral fue mayor a lo que muchos auguraban, superando el 60%. La épica libertaria de las “adherencias silentes” chocó contra la política territorial del peronismo. Y la reacción presidencial, más propia de la negación política que de la sabiduría del estadista, no hizo más que confirmar que este desenlace estaba escrito.

Lo que se jugó no fue solo una elección: fue la evidencia de que la rigidez se quiebra y que, en política, lo que tiende a perdurar es la capacidad de fundar síntesis constructivas y no absurdamente beligerantes.

Del hierro a lo fundante

El país no necesita un triángulo de hierro que niegue, culpe y se encierre, sino un triángulo fundante que comprometa, dialogue y construya.

Ese es el saldo político de la jornada: el hierro puede sonar fuerte, pero se oxida. Lo fundante, en cambio, no deslumbra, pero arraiga y abre camino.

Addendum

Ironía libertaria: al final fue “¡Viva la libertad de votar, carajo!”.

Federico González y Asociados

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