Caso Libra: Confirman el tarifario millonario de Karina Milei para reuniones y posteos con el presidente

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Una denuncia explosiva pone en jaque al Presidente: reuniones valuadas en 50 mil dólares y posteos en redes por medio millón. El avance de la causa en Argentina y en Estados Unidos amenaza con destapar un mecanismo de negocios turbios que deja al desnudo la hipocresía oficial.

La causa por la presunta estafa con la criptomoneda $LIBRA ingresó en un terreno que, lejos de disipar dudas, multiplica las sospechas sobre el entorno más íntimo del presidente Javier Milei. En el centro del escándalo aparece una denuncia que suena casi grotesca por lo burda, pero que, al mismo tiempo, revela hasta dónde puede llegar la maquinaria de poder cuando se trata de convertir influencia política en moneda contante y sonante. Según el querellante Martín Romeo, existía un verdadero “tarifario de Karina” para acceder al mandatario: 50 mil dólares costaba una reunión, y la friolera de 500 mil dólares se exigía por un posteo en redes sociales, esa herramienta que Milei convirtió en arma política y en supuesto canal directo con la ciudadanía.

Las palabras de Romeo, vertidas en una entrevista radial, sonaron como una bomba. No se trata de un denunciante improvisado: trabajó para una consultora de blockchain y para Naciones Unidas, conoce los mecanismos del mundo cripto y, sobre todo, sabe identificar cómo se tejen operaciones que se disfrazan de innovación financiera para esconder estafas monumentales. Desde el inicio, Romeo asegura que la causa Libra fue alimentada por una catarata de información que empezó a llegarle “de todos lados”. Entre esos datos, apareció el tarifario, una especie de menú de precios donde la cercanía al poder presidencial se convertía en un producto de lujo.

El detalle no termina ahí. Lo más explosivo es que el propio Milei, lejos de mantenerse al margen, habría dado un paso decisivo que potenció el efecto de la maniobra. Romeo recordó que no solo hubo un posteo en redes sociales, sino que el Presidente confirmó ante Bloomberg la veracidad del mismo. Cuando la agencia internacional publicó la palabra presidencial, el impacto se propagó como un incendio. En un mercado tan sensible y volátil como el de las criptomonedas, esa confirmación actuó como un sello oficial, empujando a miles de incautos a lanzarse de lleno a la ilusión de una inversión segura. La euforia, como reconoció el querellante, fue la clave: el entusiasmo social, manipulado desde arriba, sirvió para inflar un globo que tarde o temprano explotaría.

El mecanismo es perverso y sencillo a la vez: un Presidente que se presenta como adalid de la libertad de mercado, pero que en los hechos presta su firma, su imagen y su palabra para avalar un esquema privado que terminó en estafa. Si los números revelados por Romeo son ciertos, lo que emerge es un mercado paralelo de acceso al poder, un negocio que convierte la representación política en una carnicería de favores tarifados. ¿Qué significa que medio millón de dólares pueda comprar un posteo presidencial? Que la voz oficial, en lugar de ser patrimonio de la sociedad, se vuelve mercancía de quienes estén dispuestos a pagar el precio.

La causa, sin embargo, no se limita al territorio argentino. Romeo fue tajante: el expediente avanza también en Estados Unidos, y en ese país “no es joda”. Si la Justicia local quisiera mirar hacia otro lado, se toparía con un espejo incómodo, porque las investigaciones extranjeras no suelen detenerse ante los caprichos de un gobierno que pretende blindarse a fuerza de discursos altisonantes. La advertencia es clara: si en Argentina la causa se frena, la presión internacional puede arrastrar al poder político hacia un escándalo aún mayor.

El querellante se mostró confiado en que el proceso no tardará en entrar en su etapa decisiva. Según anticipó, ya no queda mucho más por pedir en cuanto a pruebas, y el escenario empieza a perfilarse hacia declaraciones y posibles detenciones. La expectativa crece porque, si eso ocurre, el gobierno de Milei podría enfrentar uno de los capítulos más críticos de su corta pero convulsionada gestión. La retórica de la “casta” y la cruzada contra los privilegios perdería todo sentido frente a la evidencia de un sistema donde las reuniones oficiales y los posteos digitales se vendían como si fueran mercancías de supermercado, pero con precios de lujo.

Lo que incomoda del caso Libra no es solo el presunto delito económico, sino la desfachatez con la que el poder parece haberse entregado a la lógica del negocio. Milei, que construyó su imagen en torno a la incorruptibilidad y al desprecio por los políticos tradicionales, aparece en el centro de un esquema que destroza cualquier narrativa de pureza. La pregunta inevitable es si el Presidente puede sobrevivir políticamente a un proceso judicial que lo vincula de manera tan directa con un mecanismo de estafa.

El tono desafiante de Romeo cuando advirtió que en Estados Unidos “no es joda” refleja, además, el hartazgo de los damnificados y la sensación de que el poder político en Argentina suele moverse con impunidad. La diferencia, esta vez, es que la lupa no se limita a los tribunales locales. El propio entramado internacional de las criptomonedas hace que la investigación trascienda fronteras y que los actores involucrados no puedan esconderse tras la protección del sillón de Rivadavia.

En definitiva, el caso Libra exhibe la peor cara de un gobierno que se jacta de representar la transparencia y la rebeldía antisistema, pero que en los hechos parece replicar con mayor obscenidad las prácticas de la “casta” que tanto dice combatir. Reuniones y posteos tarifados, confirmaciones a medios internacionales que desencadenan estafas masivas, euforias infladas como globos a punto de estallar: todo un menú de cinismo que retrata a la perfección la Argentina que Milei prometió destruir, pero que terminó consolidando desde el poder.

Lo cierto es que la investigación apenas comienza a mostrar su alcance real. Si las detenciones llegan y la causa avanza con el ritmo que anticipa Romeo, el escándalo Libra puede transformarse en un terremoto político de magnitud imprevisible. Y si, como dijo el querellante, en Estados Unidos la causa avanza “en todos los frentes”, será difícil que el gobierno argentino logre blindarse. La pregunta ya no es si habrá consecuencias, sino qué tan profundas serán las grietas que dejará este episodio en un proyecto político que hizo de la pureza moral su principal bandera.

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=obO_WZ2Bzlo&t=4s

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