Para el buscador Google Argentina tiene dueño ¿Error algorítmico o verdad incómoda?

¿Dueño del país? Eduardo Elsztain, Google y la pregunta que incomoda al poder. El magnate inmobiliario aparece como respuesta automática en el buscador cuando se consulta quién es el dueño de Argentina. ¿Error algorítmico o verdad incómoda?

El nombre de Eduardo Elsztain, CEO del grupo IRSA, lidera el ranking de respuestas cuando se pregunta en Google «quién es el dueño de Argentina». Detrás del aparente dato curioso se esconde una trama de concentración de tierras, poder financiero y una sociedad cada vez más controlada por los intereses del capital corporativo. La alianza no escrita entre el Gobierno de Javier Milei y los grandes grupos económicos vuelve a quedar expuesta.

En tiempos donde las preguntas más simples revelan verdades profundas, una búsqueda en Google puede volverse una herramienta de diagnóstico social. Teclear “¿quién es el dueño de Argentina?” y que el buscador responda, sin titubeos, “Eduardo Elsztain” no es un chiste ni una casualidad. Es un síntoma. Un reflejo del estado de situación en un país donde el capital inmobiliario, financiero y agroindustrial concentra más poder que cualquier gobierno electo.

Elsztain es el presidente de IRSA (Inversiones y Representaciones Sociedad Anónima), el mayor grupo inmobiliario del país. IRSA controla gran parte de los centros comerciales más emblemáticos de Buenos Aires —Alto Palermo, Abasto, Patio Bullrich, entre otros— y posee cientos de miles de hectáreas agropecuarias a lo largo del territorio nacional. Además, su brazo financiero se extiende a través del Banco Hipotecario, donde fue uno de los principales accionistas privados tras su privatización. ¿Cómo no va a aparecer su nombre como el “dueño del país” si en buena parte lo es?

Este fenómeno algorítmico que genera el buscador más poderoso del planeta se alimenta, entre otras cosas, de lo que se dice en portales, redes y medios digitales. No se trata de una conspiración, sino de un espejo. Google no hace más que reflejar lo que muchos vienen señalando desde hace años: que la Argentina está en manos de un puñado de grupos concentrados, entre los que Elsztain ocupa un lugar privilegiado.

La lógica del capitalismo de amigos

Durante los últimos gobiernos, tanto del macrismo como del actual régimen libertario encabezado por Javier Milei, el empresariado concentrado encontró el ambiente perfecto para expandirse. Sin controles, sin impuestos reales, sin oposición. En nombre de la “libertad de mercado”, se desmantelan políticas públicas mientras se garantizan negocios para los poderosos.

El vínculo entre Elsztain y el poder político no es nuevo. Fue uno de los grandes beneficiados por las privatizaciones de los 90 y mantuvo siempre un perfil “bajo” pero eficaz. Bajo la presidencia de Mauricio Macri, IRSA consolidó su posición hegemónica en el mercado inmobiliario, mientras expandía su dominio sobre tierras rurales con altísimo valor estratégico.

Con Javier Milei en el poder, ese modelo se profundiza. El presidente y su círculo más estrecho desprecian abiertamente cualquier tipo de regulación estatal y ven en los grandes capitales una “autoridad moral” que, según ellos, debería guiar la economía. Esta adoración del empresariado termina convirtiendo al Estado en un títere del capital concentrado.

Un país en venta, al mejor postor

El periodista Horacio Verbitsky, en sus investigaciones para El Cohete a la Luna, ha señalado cómo figuras como Elsztain acumulan poder gracias al desmantelamiento del Estado y la falta de controles sobre el mercado de tierras. Otros analistas, como Alfredo Zaiat en Página/12, han explicado con detalle cómo IRSA opera en una zona gris donde la política pública queda subordinada al interés privado.

En redes sociales, la sorpresa por la respuesta que da Google no tardó en viralizarse. “¿Quién es el dueño de Argentina? Google lo tiene claro, vos no”, escribió un usuario en X (ex Twitter), mientras otros ironizaban: “¡Y después dicen que Milei es el presidente!”.

Pero la situación no da risa. El problema es estructural. La tierra, los medios de producción, los centros de consumo y el sistema financiero están cada vez más controlados por menos manos. Y esas manos no están al servicio del bien común, sino del interés privado.

Una democracia vaciada

¿De qué sirve votar, discutir leyes o manifestarse, si las decisiones que definen la vida económica del país se toman en escritorios privados, muy lejos del Congreso y mucho más cerca de Wall Street? La pregunta de Google expone la tragedia de nuestra democracia: que muchos de los verdaderos dueños del país no pasaron por las urnas, pero deciden más que cualquier funcionario electo.

La administración Milei profundiza esta tendencia con una brutalidad nunca antes vista. Al eliminar controles, cortar programas sociales, atacar a los movimientos populares y destruir la infraestructura del Estado, se allana el camino para que los grandes grupos como IRSA se muevan sin límites. El resultado es un país cada vez más desigual, con una democracia formal pero vacía de contenido.

¿Será que el algoritmo tiene razón?

No, no es un error. Si Google dice que Eduardo Elsztain es el dueño de Argentina, es porque los hechos así lo muestran. Más allá de lo legal o lo formal, el poder real está ahí: en manos de quienes manejan la tierra, la ciudad, los bancos y el acceso al consumo. Y mientras el gobierno de Javier Milei desguaza lo poco que queda del Estado, ese poder no hace más que crecer.

Detrás de la respuesta de un buscador hay una advertencia: en la Argentina de hoy, el poder está donde no lo votamos, y el presidente gobierna para ellos. Lo que devuelve Google no es una anécdota, es un diagnóstico brutal de nuestra época.

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