Milei y Caputo niegan la derrota económica y culpan a Pareja y los Menem

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La derrota en la provincia de Buenos Aires dejó al gobierno de Javier Milei en una posición incómoda, pero lejos de asumir el mensaje político de las urnas, en el Palacio de Hacienda optaron por una narrativa alternativa. Luis “Toto” Caputo instruyó a su equipo a transmitir a los inversores que la derrota no se debió a la economía, sino a “errores tácticos” y a los escándalos de corrupción que salpican al clan Menem. La línea oficial es clara: el plan económico no se toca, y lo que viene es más ajuste, aunque la sociedad ya lo rechazó en las urnas.

El discurso transmitido a los mercados resultó, cuanto menos, sorprendente. Se aseguró que la volatilidad durará pocos días, que no habrá traslado a precios y que el Estado no emitirá dinero, lo cual descartaría una crisis. Una lectura en espejo, desconectada de la realidad cotidiana de millones que no llegan a fin de mes. En paralelo, Guillermo Francos, jefe de Gabinete, se animó a reconocer públicamente que la macro no llega a la gente, lo que generó la furia de Caputo. La interna se potenció cuando el candidato libertario Maximiliano Bondarenko admitió que su madre jubilada está asfixiada económicamente. Las voces disonantes dentro del oficialismo son inmediatamente castigadas.

Mientras tanto, la figura de Caputo atraviesa turbulencias. Ausente en el búnker durante la noche de la derrota y también en la primera reunión de gabinete del lunes, recién apareció por Casa Rosada entrada la tarde, junto a Santiago Bausili. El ala política del Gobierno lo quiere afuera, pero Milei insiste en sostenerlo, mientras Federico Sturzenegger, siempre expectante, le propuso al Presidente convertirse en jefe de Gabinete con poder sobre Hacienda. Milei lo escucha: lo considera más afín a su perfil ideológico y, sobre todo, al ritmo de ajuste que desea imponer.

La situación política se tiñe de surrealismo. Voceros y asesores cercanos al oficialismo dejaron trascender frases despectivas hacia los votantes bonaerenses, a quienes responsabilizan por “no entender” el rumbo libertario. Algunos, como Miguel Boggiano, debieron retractarse tras el repudio. El desprecio de las élites que rodean a Milei hacia el conurbano contrasta con el golpe electoral que el gobierno acaba de recibir en esa misma geografía.

En el frente económico, la presión crece. Bancos de inversión como Morgan Stanley retiraron su recomendación de comprar bonos argentinos tras la derrota y anticipan que será inevitable una nueva devaluación, con un dólar oficial acercándose al techo de la banda cambiaria. Grandes consultoras locales insisten en que el combo “cepo y devaluación” es el único camino viable, aunque Milei lo considera un suicidio político. Mientras tanto, supermercados y proveedores advierten que ya comenzaron a llegar listas con aumentos, aunque en la calle directamente “no hay precios”.

El margen de maniobra se achica. El dólar oficial está al borde de romper el acuerdo con el FMI, lo que obligaría a usar reservas genuinas del organismo para sostener la paridad. Una jugada peligrosa en la previa de las legislativas de octubre. El propio Fondo, en silencio, observa con cautela el desorden económico y político del gobierno libertario. La pulseada recién comienza, pero la estrategia de Milei y Caputo se parece más a un “chocar de frente” que a un replanteo real.

Fuente:

.https://www.pagina12.com.ar/856267-milei-caputo-y-el-plan-chocar-de-frente

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