Informes de JPMorgan y Morgan Stanley señalan una contracción de la actividad, caída del consumo y fuerte volatilidad cambiaria. Mientras tanto, el Gobierno insiste en proyecciones irreales que chocan con la realidad cotidiana.
La economía argentina atraviesa un momento crítico: Wall Street habla de recesión técnica, los indicadores internos muestran retroceso y la confianza en el oficialismo se erosiona. Pese a ello, Javier Milei insiste en justificar la crisis con enemigos imaginarios, sin reconocer que el ajuste y la incertidumbre política empujan al país hacia un nuevo ciclo de contracción.
Los últimos reportes de los gigantes financieros de Wall Street encendieron las alarmas. JPMorgan advierte que la Argentina ya entró en una “fase técnica recesiva”, con una contracción del 4% anualizada prevista para el tercer trimestre de 2025. Morgan Stanley, menos pesimista pero igual de duro, describe un estancamiento evidente: el consumo privado retrocede, la inversión se desploma y la demanda interna se convierte en un freno para el Producto Bruto Interno.
La crudeza de los datos es innegable. El consumo privado se desplomó 4,4% en el segundo trimestre, la inversión cayó 2% y la actividad general empezó a dar señales de fatiga. Lejos de tratarse de un fenómeno pasajero, los analistas coinciden en que la volatilidad cambiaria, el endurecimiento monetario y la inestabilidad política profundizan la fragilidad del ciclo económico. No es casual que la Universidad Torcuato Di Tella ubique en casi 100% la probabilidad de un cambio de ciclo hacia la contracción.
En paralelo, el Gobierno de Milei opta por el discurso triunfalista. Con cifras oficiales que proyectan un crecimiento de 5% para 2026, la Casa Rosada pretende maquillar con inflación estadística lo que en la práctica es un retroceso palpable. Es un doble discurso: mientras los bancos internacionales describen la recesión, Milei insiste en hablar de una “pequeña pausa” y se victimiza señalando al “Partido del Estado” como culpable de todos los males.
El contraste es brutal. La calle ya siente la parálisis: comercios con ventas desplomadas, familias recortando gastos básicos y empresas que frenan inversiones por la incertidumbre cambiaria. Al mismo tiempo, el oficialismo se aferra a negociaciones con Estados Unidos para conseguir oxígeno financiero, como si un préstamo externo pudiera tapar la crisis de confianza que genera un rumbo económico errático.
La fragilidad no es un invento de la oposición ni una conspiración de burócratas estatales. Es la consecuencia directa de un programa que apuesta al ajuste eterno, sin plan productivo ni estrategia para sostener el consumo interno. El resultado está a la vista: caída de la actividad, deterioro social y una recesión que amenaza con profundizarse en los próximos meses.
La pregunta es hasta cuándo podrá Milei sostener esta ficción. Wall Street ya no compra el relato de la “recuperación milagrosa”. Los datos son contundentes: lo que hay en la Argentina es recesión, volatilidad y un gobierno que prefiere responsabilizar a fantasmas antes que asumir su propio fracaso.
Fuente:
.https://www.infobae.com/economia/2025/09/22/wall-street-anticipa-una-caida-de-la-actividad-economica-por-la-tension-cambiaria/
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