El éxodo industrial no se detiene cierra histórica planta en Pilar y deja a 1.500 familias sin sustento

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La multinacional ex Johnson & Johnson anunció el fin de sus operaciones productivas en el país. Sólo 32 empleados conservarán sus puestos en un esquema de reconversión centrado en la importación desde Brasil.

La desindustrialización avanza en Pilar: la emblemática planta de Fátima, que supo ser insignia de la producción regional desde 1969, baja la persiana y despide al 98% de su personal. Una postal de la crisis que golpea sin tregua al entramado productivo argentino.

La crisis industrial en la Argentina sumó un nuevo y doloroso capítulo con el cierre definitivo de la planta de Kenvue –ex Johnson & Johnson– ubicada en Fátima, partido de Pilar. Con una trayectoria de más de cinco décadas, esta histórica fábrica fundada en 1969 fue la primera de la multinacional en América Latina y llegó a emplear a 1.600 trabajadores. Hoy, apenas quedan 32.

El vaciamiento, que se venía gestando desde hace años, tomó impulso definitivo en marzo de este año, cuando la firma ejecutó una ola de 130 despidos disfrazados de «retiros voluntarios», según relataron empleados actuales. “Sólo quedamos 32 personas en la planta”, denunció una fuente que prefirió resguardar su identidad. Según adelantaron, el cierre completo llegaría el próximo 1º de noviembre. Mientras tanto, ya comenzaron a trasladarse las máquinas en camiones, una imagen que resume el colapso.

La empresa informó que detendrá por completo todas sus líneas de producción local para comenzar a importar desde Brasil, especialmente desde su planta en San Pablo, mientras mantiene una segunda planta operativa en Cali, Colombia. Entre los productos que dejarán de fabricarse en Pilar figuran las toallas femeninas Siempre Libre y Carefree, y toda la línea Johnson’s Baby (shampú, aceites, colonias), que además se exportaban a mercados regionales.

De este modo, lo que alguna vez fue una usina de empleo y producción nacional, quedará limitada a funcionar como centro logístico y de control de calidad, procesando productos importados como las cremas Neutrogena y los enjuagues bucales Listerine.

Este proceso de desmantelamiento no es nuevo. Según el propio testimonio de trabajadores, el recorte de personal se aceleró desde 2015, año en que comenzó una reducción progresiva que diez años más tarde ya había eliminado el 85% de la plantilla. En 2024, los conflictos laborales se agudizaron por el congelamiento salarial y amenazas de despido, que finalmente se concretaron en la actualidad.

En muchos casos, los cesanteados acumulaban décadas de antigüedad, con 15, 20 y hasta 40 años de servicio. Como ocurrió en otras multinacionales, como Kimberly-Clark, también radicada en Pilar y que cerró su planta en 2024 dejando sin trabajo a 220 personas, el retiro del capital extranjero industrial no encuentra freno y deja un tendal de trabajadores desamparados.

El ejemplo de Kimberly-Clark marcó un precedente: tras un mes de resistencia con acampes, se logró negociar un adicional del 50% en la indemnización por antigüedad y seis meses de cobertura en obra social, un modelo que los trabajadores de Kenvue podrían buscar replicar si se confirma el cierre total.

La desindustrialización no es un fenómeno aislado. Lo que sucede en Pilar es parte de un proceso más amplio de desarme del aparato productivo nacional, en el que empresas históricas abandonan la producción local para reconvertirse en meras importadoras. Esta dinámica erosiona la soberanía económica del país, desmantela puestos de trabajo calificados y profundiza la recesión en los distritos más golpeados.

Kenvue, nacida en 2022 como escisión de Johnson & Johnson, es propietaria de marcas icónicas que aún se comercializan en Argentina. Sin embargo, lo que ya no se produce aquí también arrastra consigo el saber hacer industrial, el entramado pyme que se articulaba en torno a estas grandes fábricas y la posibilidad de sostener empleos de calidad.

Mientras los camiones cargan las máquinas, en Fátima queda la imagen desoladora de una comunidad que pierde una fuente vital de empleo. Pilar, que alguna vez fue ejemplo del desarrollo fabril del conurbano, hoy se convierte en testigo silencioso de una retirada planificada que se lleva mucho más que productos: se lleva vidas, dignidades y futuros.

Fuente:

  • https://www.pilaradiario.com/economia/una-planta-historica-cerro-su-produccion-pilar-y-despidio-la-mayoria-su-personal-n5463167/amp

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