El resultado electoral del domingo terminó de congelar el ya delicado mercado inmobiliario argentino. Con la incertidumbre política en aumento, dos bancos oficiales —el Banco Ciudad y el Banco del Chubut— confirmaron la suspensión de sus líneas de crédito hipotecario, mientras que el resto del sistema financiero, sin anunciarlo formalmente, endureció las condiciones al punto de volverlas inaccesibles para la mayoría de los potenciales deudores. El scoring se transformó en un obstáculo insalvable y los desarrolladores decidieron frenar o ralentizar la marcha de las obras en curso. Incluso, en el sector aseguran que las tasaciones se encuentran prácticamente detenidas.
El escenario actual muestra un proceso de parálisis: los requisitos de calificación crediticia son cada vez más rígidos y los ingresos mínimos necesarios para acceder a un préstamo superan por amplio margen la realidad salarial de la mayoría de la población. Para financiar una propiedad valuada en 100 millones de pesos, los bancos exigen demostrar ingresos mensuales que oscilan entre 2 y 4 millones de pesos, además de presentar documentación exhaustiva que respalde la capacidad de pago y la estabilidad laboral del solicitante.
De esta manera, el crédito hipotecario —que en otro tiempo representaba una vía de acceso a la vivienda propia para amplios sectores de clase media— quedó convertido en un privilegio reservado a una minoría con ingresos muy por encima del promedio. En el mientras tanto, el mercado del ladrillo se enfría, los proyectos inmobiliarios se frenan y miles de familias ven alejarse aún más la posibilidad de cumplir con el sueño de la casa propia.
Fuente:
.https://www.pagina12.com.ar/856897-freno-al-credito-hipotecario






















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