El gobierno de Javier Milei eliminó el único plan que sostenía al sector: ahora los hoteles prefieren no abrir
En medio del ajuste brutal promovido por el gobierno libertario, el impacto sobre el turismo nacional comienza a mostrar sus consecuencias más dramáticas. Sin el programa Previaje —el plan que reactivó la actividad turística durante la pandemia y en los años siguientes—, decenas de hoteles en todo el país decidieron directamente no abrir sus puertas en vacaciones de invierno.
La postal de la temporada 2025 es escalofriante: persianas bajas, carteles de “se alquila” y trabajadores desempleados en ciudades donde el turismo es la principal fuente de ingresos.
Mar del Plata: símbolo del derrumbe
Según Jesús Osorno, presidente de la Cámara Hotelera y Gastronómica de Mar del Plata, “hay hoteles que no abrieron directamente para no afrontar los costos”. Incluso propietarios de los inmuebles decidieron no operar, conscientes de que abrir implica gastos fijos imposibles de cubrir con una demanda tan deprimida.
El promedio de ocupación en la ciudad no superó el 40%, pero el dato más alarmante es estructural: la industria dejó de ser viable. Osorno lo explicó con crudeza: “Tenemos inversiones, mano de obra, gastos fijos. Sin consumo, sin políticas de incentivo, no hay rentabilidad posible”.
Previaje: del éxito comprobado al desprecio ideológico
El programa Previaje, que devolvía parte del gasto turístico en forma de crédito para volver a usar en el sector, fue una política multipremiada y valorada por todos los actores del turismo. Permitió sostener empleos, aumentar la ocupación hotelera y expandir el consumo en gastronomía, transporte y excursiones.
Pero para el gobierno de Javier Milei, que concibe al Estado como una molestia a eliminar, la decisión fue terminarlo sin ofrecer ninguna alternativa. El resultado fue inmediato: caída del turismo interno, cancelación de reservas y cierre masivo de establecimientos.
“Fue un programa positivo —dijo Osorno—, porque incentivaba el turismo y generaba recaudación. Lo financiaba el Estado, pero se recuperaba a través de impuestos. Hoy lo extrañamos mucho”.
Sin turismo no hay país federal
Las vacaciones de invierno ya terminaron, y dejaron una radiografía del fracaso: hoteles familiares en rojo, trabajadores con salarios recortados y ciudades fantasmas que antes eran destinos elegidos.
El turismo no es solo una actividad económica: es integración territorial, redistribución del ingreso y dinamización de economías regionales. Sin turismo interno, se profundiza el desbalance entre grandes ciudades y el interior, entre los que pueden viajar al exterior y quienes ya no pueden salir ni a la costa.
El modelo Milei no solo ajusta: destruye tejido social
El caso de Mar del Plata es apenas un ejemplo de un fenómeno que se repite en todo el país. Eliminar el Previaje, abrir importaciones, desregular alquileres y dejar al turismo librado a la “libertad de mercado” es, en la práctica, una sentencia de muerte para miles de pymes.
La pregunta ya no es si el modelo de Milei funciona. La pregunta es: ¿cuántas temporadas más van a resistir quienes viven del turismo?




















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