El empresario Paul Morani fue condenado en Estados Unidos por fugar 350 millones de dólares desde la Argentina entre 2018 y 2022. Alegó haber “protegido ahorros” de argentinos y citó las declaraciones de Javier Milei, quien calificó como “héroes” a quienes evaden divisas.
En tiempos donde la doctrina del mercado parece convertirse en dogma, un fallo judicial en Estados Unidos desenmascara la retórica libertaria que legitima la fuga de capitales. Paul Morani, un empresario nacido en Nueva York, nacionalizado argentino y residente en Miami, fue condenado a 42 meses de prisión por la justicia estadounidense por haber ayudado a fugar al menos 350 millones de dólares de la Argentina entre 2018 y 2022.
¿Su argumento de defensa? Alegó que estaba “protegiendo” los ahorros de los argentinos y se amparó nada menos que en las declaraciones del presidente Javier Milei, quien en múltiples ocasiones ha calificado a los fugadores como “héroes”. La jueza Beth Bloom aceptó un acuerdo con la fiscalía que lo salvó de una condena mucho mayor.
El caso revela una oscura trama de operaciones ficticias de importación y exportación, empresas fantasma en Florida y Delaware, y miles de facturas truchas que sostuvieron la ingeniería financiera. Entre enero de 2018 y marzo de 2019, Morani movió más de 95 millones de dólares. La cifra trepó a 163 millones entre julio de 2019 y febrero de 2021. Todo bajo la apariencia de comercio legal.
Su socia y pareja, María Eugenia Delannoy, fue detenida en junio de 2024 en el exclusivo country Santa Bárbara, en Tigre, y aún espera resolución judicial. La justicia estadounidense la acusa de colaborar con Morani en la transferencia y lavado del dinero.
Pero lo más llamativo no está en los números, sino en la ideología que sirvió de escudo: el propio Morani citó en su defensa los discursos de Javier Milei, quien en foros como el Llao Llao o el Congreso del IAEF aseguró que quienes fugan dólares son “héroes del libre mercado”. En palabras del abogado defensor, Martin De Luca, el empresario “ayudó a los argentinos que buscaban alejar sus ahorros de un Gobierno que básicamente les estaba robando su riqueza”.
Así, el discurso oficial se vuelve no sólo una herramienta política, sino un argumento jurídico en tribunales extranjeros. El mismo presidente que prometió que la flamante Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) “no va a perseguir” a quienes fugan capitales, aparece ahora indirectamente respaldando operaciones que, según la justicia norteamericana, atentan contra la integridad del sistema financiero global.
¿Desde cuándo la fuga de capitales es un acto de heroísmo? ¿Qué clase de país se construye cuando se aplaude a quienes vacían las arcas nacionales mientras la mitad de la población cae en la pobreza? La respuesta está en el tipo de moral económica que ha instalado el gobierno de Milei: una donde el que se salva solo es digno de admiración, aunque para hacerlo arrastre al abismo a millones.
En lugar de ser investigado en Argentina, Morani fue juzgado en Estados Unidos. Aquí, probablemente habría sido homenajeado en algún congreso libertario. Mientras tanto, su “arrepentimiento” fue suficiente para que le redujeran la pena a poco más de tres años de prisión y una multa irrisoria de 40 mil dólares.
El caso Morani es mucho más que un delito financiero. Es una radiografía del cinismo neoliberal que desmantela al Estado, criminaliza la pobreza y canoniza la evasión. No hay ética de mercado que justifique semejante saqueo. El silencio del gobierno frente a esta condena es también una forma de complicidad.
Fuente:
- https://www.lanacion.com.ar/politica/condenan-en-eeuu-a-un-empresario-que-ayudo-a-fugar-us-350-millones-y-para-defenderse-cito-a-milei-nid16052025/
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