En un nuevo intento por deslegitimar la protesta legítima de trabajadores de la salud, una operación de desinformación salió a la luz en redes sociales. Cuentas afines al oficialismo difundieron una supuesta captura de pantalla de un grupo de WhatsApp de médicos residentes del Hospital Garrahan. El objetivo: instalar la idea de que los propios trabajadores estaban molestos con los gremios por rechazar un “aumento del 63%” propuesto por el Gobierno.
La estrategia, sin embargo, se derrumbó rápidamente: los residentes desmintieron rotundamente la existencia del chat y negaron haber recibido propuesta alguna del Ministerio de Salud. La noticia, verificada por el medio Chequeado, revela una operación comunicacional con un patrón preocupante: usar falsedades para fracturar la organización de los trabajadores y debilitar sus reclamos.
El 1° de junio, el usuario @usdtermo, ampliamente identificado con el discurso oficialista, publicó en X (ex Twitter) una imagen de un supuesto grupo llamado “Resi Pediatría Garrahan”, donde presuntos residentes expresaban su enojo hacia los gremios por rechazar un incremento salarial que —según la publicación— el Ministerio de Salud ya había otorgado. “Miren lo que me llegó del Garrahan, les dieron lo que pidieron pero los del gremio se hacían los boludos para seguir rompiendo los huevos al gobierno”, escribió el usuario.
Minutos después, el portal de extrema derecha “La Derecha Diario”, habitual replicador de contenido oficialista, publicó la misma captura acompañada del mensaje: “Se viralizó un chat de médicos residentes del Garrahan enojados con los gremios por rechazar el aumento del 63%”. Como si se tratara de una cadena bien aceitada, otras cuentas alineadas con La Libertad Avanza —como @GordoDan_, @ElTrumpista, @jdoedoe101101, entre otras— comenzaron a replicar el contenido.
Pero la historia no tardó en desmoronarse. Desde las cuentas oficiales de la Asamblea de Residentes del Hospital Garrahan en Instagram y X, los médicos negaron de forma categórica que ese grupo de WhatsApp existiera. Además, dejaron en claro que no forman parte de ningún gremio, que sus decisiones son tomadas en asamblea y que hasta el momento no han recibido ninguna propuesta salarial concreta.
“Queremos informar que no existe ningún grupo llamado ‘Resi Pediatría Garrahan’. Lamentamos la difusión de chats falsos. No formamos parte de ningún gremio y todas las decisiones se toman en Asamblea”, expresaron mediante un comunicado. “No recibimos ningún aumento, ni tampoco hubo propuestas concretas ni reuniones formales con el Ministerio de Salud. Seguimos esperando respuestas”.
Julieta Martínez Aidar, médica residente y vocera del grupo, confirmó a Chequeado que ellos manejan las cuentas @asamblearesidentesgarrahan en Instagram, @ResisGarrahan en X y @Residentes.Garrahan en TikTok, y que cualquier otra cuenta que hable en nombre de los residentes “es falsa”. Además, ratificó que no han recibido ninguna comunicación oficial del Ministerio ni documentos que respalden el supuesto aumento salarial.
A pesar de que el Gobierno intentó capitalizar el conflicto con un tuit desde la cuenta oficial del Hospital Garrahan en X —donde se anunciaba que “se otorgará a los residentes un aumento que elevará sus ingresos en torno a $1.300.000 a partir del 1° de julio”—, los propios residentes sostienen que no hubo notificación formal, ni reunión con cifras, ni compromiso alguno por parte del Estado. “Nos enteramos igual que todos, por las redes sociales”, afirmó Martínez Aidar.
En diálogo con el programa “Ahora Dicen” de Futurock, otros dos residentes del Garrahan, Martina Vignolo y Guillermo Alegre, confirmaron que efectivamente hubo un encuentro con autoridades, pero sin contenido concreto. “Sólo nos pidieron que levantemos el paro. No hubo ni una cifra, ni una propuesta formal. Seguimos esperando una resolución”, indicaron. A su vez, aclararon que la protesta sigue en pie y que la movilización con velas convocada para ese mismo día fue organizada de forma independiente por los residentes, sin intervención de ningún sindicato.
Este nuevo episodio de desinformación desnuda una estrategia reiterada de algunos sectores del oficialismo: cuando los conflictos gremiales se tornan visibles, el intento por deslegitimarlos se activa rápidamente. En este caso, apelando a un montaje burdo pero eficaz en términos de viralización. La mecánica es conocida: primero lo publica una cuenta de redes identificada con Javier Milei, luego lo replica un medio alineado al discurso libertario, y finalmente se multiplica en una red de cuentas que actúan como caja de resonancia.
Lo más preocupante no es sólo la falsedad del contenido, sino el tipo de narrativa que busca instalarse: que los reclamos de los trabajadores de la salud son infundados, que las protestas están fogoneadas por gremios “ideologizados” y que, en última instancia, el problema es la organización colectiva y no la precarización laboral. Se intenta así minar la legitimidad de la protesta, sembrar confusión en la opinión pública y generar divisiones internas en los espacios de lucha.
Lo sucedido con los residentes del Garrahan también visibiliza un problema estructural: la falta de canales oficiales de negociación, la opacidad del Ministerio de Salud frente a los conflictos laborales y la utilización del aparato comunicacional estatal para evadir el diálogo directo. En lugar de convocar a una mesa seria de discusión salarial, el gobierno nacional optó por desinformar y manipular a través de redes sociales.
Mientras tanto, los residentes del Garrahan —que trabajan extensas jornadas atendiendo pacientes pediátricos de alta complejidad en uno de los hospitales más importantes del país— siguen en pie de lucha por un salario digno y condiciones laborales básicas. En lugar de respeto, recibieron operaciones mediáticas. En lugar de diálogo, recibieron silencio. Y en lugar de una propuesta formal, les ofrecieron una mentira digital.
Este tipo de acciones no sólo erosiona la confianza en las instituciones, sino que también degrada la salud democrática. Si desde el poder se fabrican noticias falsas para atacar a quienes exigen mejoras en sus condiciones de vida y de trabajo, lo que está en riesgo no es sólo la veracidad informativa, sino la convivencia democrática misma.
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