Tras reducir la edad mínima y facilitar los trámites para adquirir armas, Javier Milei da un nuevo paso hacia la desregulación total del acceso civil a armamento pesado. La medida, tomada por decreto, reaviva el debate sobre seguridad, violencia social y el giro autoritario del Gobierno.
Javier Milei lo había dicho sin titubeos durante su campaña: “Estoy a favor de la libre portación de armas, definitivamente”. Si bien durante sus primeros meses como presidente moderó el tono, su Gobierno avanza sin pausa en la desregulación del acceso civil a las armas de fuego. Esta semana, dio un nuevo paso al firmar un decreto que permite la compra y tenencia de armas semiautomáticas, incluyendo fusiles, carabinas y subametralladoras, herramientas de alto poder letal que hasta ahora estaban vedadas al uso civil.
Esta decisión profundiza una línea de acción que ya venía en marcha. En los últimos meses, el Gobierno redujo la edad mínima para acceder a un arma y simplificó los requisitos administrativos para obtenerla, facilitando el acceso a un mercado históricamente regulado por razones de seguridad pública. Con esta nueva norma, el Estado habilita a los civiles a poseer armamento que, por sus características técnicas, ha sido históricamente reservado a las fuerzas de seguridad o al ámbito militar.
La medida se suma a un preocupante paquete de decretos recientes que consolidan un giro punitivista y represivo en el enfoque del oficialismo. Tan solo un día antes, el mismo Gobierno había firmado un decreto que otorga a la Policía facultades para detener y espiar sin orden judicial. Todo ello se enmarca en un relato que asocia inseguridad con mayor libertad para portar armas, apelando al derecho a la “autodefensa” como justificativo último.
Una política alineada con la ultraderecha global
Este tipo de medidas recuerdan los postulados más radicales del trumpismo y de la ultraderecha estadounidense, donde la portación irrestricta de armas es parte central del ideario libertario. Para Milei, no es una casualidad. Su proyecto político apunta a eliminar lo que denomina como “intervención estatal”, incluso en asuntos tan sensibles como la tenencia de armas. Pero mientras en Estados Unidos este derecho está respaldado por la Segunda Enmienda de su Constitución, en Argentina no existe semejante soporte jurídico ni cultural para semejante liberalización.
La desregulación de armas en manos civiles ha sido ampliamente cuestionada por organismos de derechos humanos, expertos en seguridad y hasta sectores moderados del propio oficialismo, que advierten sobre el riesgo de fomentar una sociedad más violenta, donde el conflicto interpersonal o social escale rápidamente a niveles letales.
Riesgos en un contexto de tensión social
La medida se toma en un contexto social explosivo. Con altos niveles de pobreza, desempleo, represión en las calles y un creciente clima de confrontación política y social, la habilitación de armamento semiautomático no parece aportar a la construcción de una sociedad más segura, sino todo lo contrario.
Desde diversos sectores de la oposición se alerta sobre el peligro de una militarización civil, donde el Estado, lejos de proteger a la ciudadanía, la empuja a autodefenderse en un escenario de “sálvese quien pueda”. En barrios vulnerables, donde las organizaciones delictivas ya se nutren de armas ilegales, la disponibilidad de fusiles y subametralladoras entre civiles solo podría empeorar el escenario.
Un Estado que abdica de su rol
Lo más inquietante de esta decisión no es solo su contenido, sino lo que representa: un Estado que abdica de su responsabilidad de garantizar la seguridad ciudadana, delegando ese rol en el individuo armado. Lejos de construir una política pública seria en materia de seguridad, prevención del delito o inclusión social, el Gobierno promueve una visión darwinista y autoritaria, donde el fuerte (y armado) impone su ley.
Con este decreto, Milei vuelve a colocar a la Argentina en el centro de la polémica internacional, consolidando una agenda que prioriza la confrontación sobre el consenso, la represión sobre el diálogo, y el armamentismo civil como una peligrosa respuesta a problemas complejos que no se resuelven a los tiros.
Fuente:
- https://elpais.com/argentina/2025-06-20/milei-autoriza-la-compra-y-la-tenencia-de-armas-semiautomaticas.html
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