La proscripción Avanza: Clausuraron el bar Un Café con Perón dejando a 30 trabajadores en la calle

En una nueva muestra del sesgo ideológico que atraviesa la gestión de Javier Milei, el Gobierno Nacional clausuró este miércoles el histórico Instituto Nacional Juan Domingo Perón de Estudios e Investigaciones Históricas sobre el Peronismo.

Como si no bastara con desmantelar un espacio clave para la memoria política argentina, también cerró el bar cooperativo que funcionaba en el lugar, dejando en la calle a 30 trabajadores y trabajadoras. La medida no solo expone una lógica de ajuste brutal, sino también una embestida simbólica contra el legado peronista.

El operativo fue ejecutado por personal de la Agencia Gubernamental de Control (AGC), acompañados por efectivos de la Policía de la Ciudad, en la tradicional esquina de Austria y Juncal, pleno barrio de Recoleta. A primera hora del día, los empleados del café cooperativo “Perón Perón Café Cultural” encontraron las puertas cerradas con una faja oficial de clausura. El edificio, que desde 1994 funciona como sede del Instituto y centro de actividades culturales, quedó bajo llave. Nadie fue notificado oficialmente. Nadie tuvo derecho a defenderse.

Clausura selectiva: una persecución política con forma de inspección

Según el acta oficial, la clausura se basa en presuntas “irregularidades administrativas” que incluyen la falta de habilitación y cuestiones de seguridad. Sin embargo, tanto empleados como referentes del Instituto señalaron que se trata de una excusa para encubrir una decisión política. “Hace meses que no nos reciben ni nos permiten renovar la documentación, claramente querían cerrar el lugar y buscaron el pretexto”, afirmó un ex trabajador de la cooperativa.

La clausura no solo afecta a los empleados del café, que sostenían una experiencia autogestiva con espíritu comunitario, sino también al personal del Instituto que ya había sido desmantelado meses atrás, tras el recorte de fondos y la paralización de actividades. El edificio pertenece al Estado, pero su gestión estaba orientada por una comisión que incluía representantes de distintas fuerzas políticas, incluso sectores no peronistas. Hoy, la pluralidad fue reemplazada por el desalojo.



30 despedidos y una señal al movimiento obrero

El cierre fulminante dejó sin trabajo a 30 personas que formaban parte del bar cooperativo. “Nos enteramos por los medios que estábamos clausurados. Nadie nos notificó nada, fue todo muy violento”, declaró una de las trabajadoras despedidas. El café, que había ganado popularidad por su ambiente cultural y su menú con referencias al peronismo (desde una milanesa «Evita» hasta tragos con nombres de dirigentes históricos), era también un punto de encuentro para la militancia, artistas, turistas y vecinos del barrio.

La persecución a los símbolos del peronismo, lejos de limitarse a lo discursivo, se materializa ahora en decisiones concretas: cierre de institutos, despidos, desmontes de políticas públicas y un claro objetivo de borrar la identidad popular del espacio público. En este contexto, la clausura del bar no es un hecho aislado, sino parte de un plan sistemático que busca arrasar con todo lo que huela a justicia social, soberanía nacional o derechos laborales.

De la motosierra al museo: Milei va por todo

Desde su asunción, Javier Milei ha desplegado una narrativa de “guerra contra el Estado”, apuntando a los organismos públicos como bastiones del gasto inútil. Pero detrás de ese discurso economicista, lo que se esconde es una ofensiva ideológica de proporciones alarmantes. La clausura del Instituto Juan Domingo Perón es un ataque directo al corazón simbólico de una de las corrientes políticas más importantes de la historia argentina. Ya no se trata solo de cerrar ministerios o ajustar presupuestos: se trata de borrar la memoria, la cultura y las raíces de un movimiento que encarna a millones de argentinos.

La decisión fue celebrada en redes sociales por sectores libertarios y del PRO, que la presentaron como un gesto de “limpieza institucional”. En paralelo, dirigentes peronistas, sindicatos y organizaciones sociales denunciaron la medida como un acto de persecución política. “Clausurar el Instituto Perón no es eficiencia, es odio de clase”, expresó un legislador de Unión por la Patria.



Resistencia cultural y política

Lejos de resignarse, los trabajadores y trabajadoras del café cooperativo y ex miembros del Instituto ya organizan actividades de visibilización y reclamo. Se convocaron marchas, radios abiertas y festivales culturales para denunciar lo ocurrido y exigir la reapertura del espacio. También se iniciaron acciones legales para impugnar la clausura y solicitar la reincorporación de los despedidos.

En tiempos donde se celebran los recortes y se persigue la historia, defender cada trinchera cultural se vuelve un acto de resistencia. El cierre del Instituto Perón y su café no es solo un capítulo más del ajuste: es una advertencia sobre el modelo de país que propone el actual gobierno. Uno sin memoria, sin trabajadores organizados, y sin espacios donde pensar y construir colectivamente.

Fuentes:

  • https://www.dataclave.com.ar/poder/clausuran-el-instituto-peron-y-despiden-a-30-empleados-del-bar-cooperativo-en-pleno-recoleta_a684afd830c406ff13a8d55e7
  • https://www.pagina12.com.ar/833400-tras-la-polemica-el-gobierno-clausuro-un-cafe-con-peron
  • https://www.infobae.com/politica/2025/06/12/clausuraron-el-restaurante-que-funcionaba-en-el-instituto-juan-domingo-peron-tras-el-cierre-del-organismo/

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