En plena ola polar que azotó la Patagonia argentina en mayo de 2025, una serie de videos virales comenzó a circular en redes sociales, mostrando a personas quemando nieve que no se derrite y que, en cambio, se ennegrece. Rápidamente, comenzaron a surgir teorías conspirativas: que la nieve es «artificial», que fue «diseñada» para engañar a la población y que todo forma parte de una supuesta “ingeniería climática” global. El nuevo pánico digital no tardó en propagarse, alimentado por influencers y cuentas negacionistas del cambio climático.
Sin embargo, como suele suceder con estas fantasías compartidas por miles, la realidad tiene una explicación científica sencilla y verificable. Expertos en química y meteorología consultados por la agencia AFP aclararon que el fenómeno que muestran los videos responde a un proceso conocido como sublimación, y que el color negro que aparece en la nieve es hollín producido por la combustión incompleta del encendedor, no plástico ni sustancias misteriosas.

Ciencia vs. conspiranoia
La profesora Bárbara Herrera, química de la Pontificia Universidad Católica de Chile, explicó que “cuando la nieve compactada se expone a una llama directa, pasa directamente de sólido a gas”, sin pasar por el estado líquido. Es decir: no se derrite, se sublima. Esto sucede porque el calor del fuego supera ampliamente los 100°C necesarios para que el agua se evapore, lo que impide que se vea agua líquida corriendo por los copos.
En cuanto al ennegrecimiento de la nieve, se debe al hollín del mechero: “la capa exterior del hielo se evapora y la parte interna retiene las partículas de carbono producto de la combustión”, señaló Herrera. “Si fuera plástico, se derretiría o prendería fuego”, aclaró, desmintiendo la idea de que la nieve quemada en los videos sea algún tipo de material sintético.
Xavier Giménez, investigador del Departamento de Ciencia de los Materiales de la Universidad de Barcelona, coincidió: “las llamas del mechero pueden alcanzar hasta 600°C, lo que calienta el hielo a gran velocidad. El vapor que se forma es incoloro, por eso parece que no se derrite”, explicó en una verificación previa realizada en España en 2021, cuando circularon afirmaciones similares.
El viejo mito de la “ingeniería climática”
Las teorías de “siembra de nubes” o “modificación climática artificial” no son nuevas. Este tipo de desinformación suele resurgir cada vez que se registran fenómenos meteorológicos extremos. En los videos virales de mayo, algunos usuarios incluían capturas de una patente estadounidense de 1971, firmada por Robert G. Knollenberg, que describe un método para inducir lluvia o nieve mediante productos químicos.
Sin embargo, la vocera del Servicio Meteorológico Nacional argentino, Cindy Fernández, fue tajante: en Argentina no se utiliza ese tipo de tecnología para generar nevadas. Lo único que se realiza ocasionalmente —y con cuestionada efectividad— es la dispersión de yoduro de plata en Mendoza para mitigar tormentas de granizo, una práctica que dista mucho de “crear nieve falsa”.
Además, Fernández explicó que existen máquinas para producir nieve artificial, pero estas requieren agua y aire en condiciones de congelación, y se utilizan únicamente en centros de esquí para garantizar la temporada en años de pocas precipitaciones. “Existen desde la década del 50”, subrayó. Nada que ver con una red secreta de manipulación climática a gran escala.
El verdadero peligro: la desinformación
Las publicaciones falsas no solo distorsionan la realidad, sino que también socavan la confianza en la ciencia, desinforman sobre el cambio climático y alimentan narrativas peligrosas. En este caso, la coincidencia de videos virales con una nevada intensa en la Patagonia —que incluso obligó al cierre de pasos fronterizos— fue el contexto ideal para que las conspiraciones florezcan en redes como Facebook, TikTok, X (ex Twitter) e Instagram.
Los algoritmos de las plataformas no distinguen entre evidencia y superstición: premian el contenido que genera reacciones, no el que informa. Y mientras tanto, miles de personas comparten videos diciendo que “la nieve se quema” sin preguntarse qué ocurre en realidad. En ese escenario, la divulgación científica y el periodismo responsable se vuelven más necesarios que nunca.
Porque no, la nieve no es artificial. Y sí, la ignorancia arde más que el hielo.
Fuente:
- https://factual.afp.com/doc.afp.com.48PD2ZQ
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