¿Qué festejan? Chaco prefirió no elegir, el verdadero ganador fue la abstención con un 47,8%

El 47,8% de los chaqueños no fue a votar, superando el 45,2% de votos que obtuvo Julio César Ferro, el improvisado candidato de “Chaco Puede” + La Libertad Avanza. Capitanich, con propuestas y trayectoria, quedó segundo con el 33,7%. El mayoritario rechazo a la política no es neutro: es funcional al poder real.

El nuevo gobernador electo no fue el más representativo, sino el menos resistido por un electorado que en su mayoría prefirió el silencio. La abstención ganó, y detrás de ella se impone una forma de antipolítica que vacía el sentido de las elecciones. Capitanich, con propuestas claras y una visión estructural, fue el único que defendió la política como herramienta de transformación.

¿Que festejan los libertarios?

Las urnas hablaron en Chaco, pero no dijeron lo que muchos creen. No ganó Ferro. Tampoco perdió Capitanich. El gran ausente fue el pueblo en las urnas: casi la mitad del electorado, un 47,8%, no fue a votar. Un número demoledor que eclipsa cualquier festejo partidario. Porque cuando la mayoría se abstiene, lo que triunfa no es un modelo, sino el vacío.

Julio César Ferro, con el sello “Chaco Puede” + La Libertad Avanza, ganó con el 45,2% de los votos válidos emitidos, pero si se analiza en relación al padrón total, representa menos del 24% de los chaqueños habilitados para votar. Es decir, fue elegido por menos de uno de cada cuatro ciudadanos. ¿Eso es una victoria o apenas una señal de oportunidad aprovechada en un campo social desmovilizado?

Ferro llegó impulsado por el viento nacional de Milei, pero sin estructura territorial ni programa claro. Su campaña fue puro eslogan: orden, seguridad, cambio. Sin propuestas concretas, sin equipos, sin historia, sin pasado ni futuro. Apenas un reflejo de ese fenómeno nacional donde la política es reemplazada por influencers, slogans y promesas imposibles. Un producto, no un proyecto.

Lo preocupante no es solo su escaso respaldo, sino la liviandad con la que se lo proclama “ganador”. En realidad, la sociedad chaqueña no eligió un rumbo: eligió desentenderse. Y eso, lejos de ser un cambio, es la profundización de una crisis.

La abstención: un voto silencioso, pero contundente

Con un 47,8% de abstención, el mayoritario fue el rechazo. Rechazo al sistema, al Estado, a los partidos, a todo. Es un fenómeno que no puede ser interpretado como apatía o comodidad, sino como desafección estructural. La democracia representativa está resquebrajada cuando la mayoría no se siente representada por nadie.

Y ese terreno fértil para el vacío es también el terreno fértil para la derecha más agresiva. Porque cuando se abandona la política, la antipolítica ocupa el lugar. Y detrás de ella, el mercado, los sectores concentrados y los poderes que no se votan.

Capitanich: la derrota digna del que defiende la política

En este escenario desolador, la candidatura de Jorge Capitanich se sostuvo como un ejemplo de compromiso, programa y responsabilidad institucional. Con el 33,7% de los votos, quedó segundo. Pero a diferencia del triunfador, su campaña no fue oportunista, sino propositiva.

Capitanich habló de infraestructura, salud, educación, producción. Se enfrentó al desinterés con un mensaje claro, basado en la gestión, la experiencia y la planificación. No apeló al odio ni al eslogan vacío. No vendió humo. Habló de futuro, cuando todos miraban para otro lado.

Su derrota no fue la de un dirigente, sino la de una generación que aún cree en la política como herramienta transformadora. En un mar de cinismo, la suya fue una candidatura con convicciones. Y eso, hoy, vale más que cualquier resultado electoral.

¿Qué pasó en Chaco?

El peronismo, que durante años fue columna vertebral de la provincia, enfrenta el desafío de reconectarse con una ciudadanía golpeada por la inflación, el deterioro del empleo y la inseguridad. Pero al mismo tiempo, la alternativa que se impone no ofrece soluciones, sino bronca encapsulada en un rostro nuevo.

La pregunta que deja esta elección no es por qué perdió Capitanich, sino por qué ganó alguien con tan poco. Y la respuesta no está en los candidatos, sino en una ciudadanía que empieza a descreer de todo. El problema no es Ferro: el problema es la ausencia de pueblo en las decisiones.

Lo que pasó en Chaco no es una elección: es un síntoma. De una democracia que pierde sentido si el pueblo no participa. De una política sin épica ni esperanza. De una ciudadanía aislada, frustrada, desmovilizada. Y en ese escenario, los ganadores no representan un proyecto, sino una oportunidad fugaz.

Capitanich defendió la política cuando era más difícil hacerlo. La historia, a veces, no premia al que gana una elección, sino al que se mantuvo de pie cuando todo parecía derrumbarse.


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📉 En Chaco no ganó Ferro, ganó la abstención: 47,8% del pueblo chaqueño no fue a votar.
🤖 Un candidato sin historia ni ideas asumirá como gobernador con apenas un cuarto del padrón.
🧑‍⚖️ Capitanich, con propuestas y coherencia, quedó segundo en votos, pero primero en convicción.
⚠️ Cuando se abandona la política, gobierna la antipolítica.

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