Café, marketing y cinismo político
En una confitería de Caballito, la Coalición Cívica apeló al esnobismo político para disimular su desconexión con los problemas reales. Paula Oliveto prometió ser “la sorpresa”, mientras Carrió pidió desoír el voto útil. Detrás del decorado: una fuerza sin base popular, sin propuestas concretas y con una historia ligada al lawfare y la doble vara moral.
A cinco días de unas elecciones clave en la Ciudad de Buenos Aires, la Coalición Cívica cerró su campaña sin pueblo, sin propuestas y sin ideas, pero con medialunas, aire acondicionado y la bendición de Elisa Carrió. El escenario elegido fue una confitería de Caballito, más apropiada para tertulias literarias que para hablarle a una ciudadanía golpeada por la inflación, el desempleo y la fragmentación social. Pero esa es, quizás, la síntesis perfecta de un espacio que hace tiempo perdió el pulso de la calle.
Paula Oliveto, candidata a legisladora porteña, se mostró segura: “El domingo vamos a ser la sorpresa de esta elección”. Acompañada por Carrió y por los incombustibles Maximiliano Ferraro y Juan Manuel López, la diputada intentó posicionarse como una outsider, olvidando convenientemente que lleva más de una década operando dentro del sistema al que critica.
El marketing del moralismo vacío
“No nos financió el juego”, repitió Oliveto, en un mensaje directo hacia sectores del PRO y de La Libertad Avanza, pero también con un guiño al votante “anti-casta”. Sin embargo, la historia reciente de la Coalición Cívica está plagada de vínculos con el poder real, operadores judiciales y redes de espionaje, muchas de las cuales quedaron al descubierto durante el escándalo de la AFI macrista. Nadie olvida el papel que jugó la propia Oliveto en el armado de causas judiciales contra opositores, ni su cercanía con fiscales como Carlos Stornelli.
Lo que llama la atención no es la falta de propuestas —ya es habitual en este sector— sino la insistencia en venderse como “la reserva moral de la república” mientras acumulan gestos de cinismo político. Carrió, por ejemplo, arengó: “No hagan caso al voto útil, sino al voto de quien los va a defender”. Una frase vacía si se considera que la Coalición Cívica ha tenido representación parlamentaria durante los gobiernos de Macri, Larreta y ahora acompaña, de hecho, muchas iniciativas del oficialismo libertario.
Una fuerza sin territorio ni agenda social
A diferencia de otras fuerzas que al menos hacen un intento por mostrarse cerca de la ciudadanía, el acto de Oliveto pareció una reunión del club social de la zona norte. No hubo representantes de villas, organizaciones sociales, gremios ni colectivos militantes, porque sencillamente la Coalición Cívica nunca construyó territorialidad real en los barrios populares.
Lejos de hablar sobre cómo frenar el cierre de escuelas, la precarización del trabajo o el vaciamiento de los hospitales públicos en CABA, la candidata centró su discurso en atacar a “los vivos que negocian listas” y en victimizarse por no tener recursos de campaña. Lo curioso es que buena parte de sus legisladores votaron en bloque los presupuestos más regresivos de Horacio Rodríguez Larreta durante años.
Carrió, la jefa espiritual de las contradicciones
Elisa Carrió, en su versión 2025, parece una parodia de sí misma. Habla de “ética”, pero protegió a funcionarios procesados durante el macrismo, militó causas judiciales basadas en operaciones mediáticas y se retiró más veces de la política que Reutemann de la Fórmula 1.
En este acto volvió a su mantra del “no hagan caso al voto útil”, una forma elegante de admitir que su espacio está lejos de competir seriamente con las fuerzas más votadas. Lo que no dice Carrió es que su prédica moral ha sido funcional a los peores ajustes, despidos masivos y persecuciones judiciales de los últimos años.
Coalición Cívica: de “reserva moral” a sello decorativo
La Coalición Cívica hoy es un sello en busca de sentido, un espacio que ya no incide en la agenda nacional y que sobrevive gracias a un nicho de votantes de clase media alta que consumen política como si fuera una serie de Netflix. Mientras tanto, sus dirigentes intentan reciclar viejos discursos de la “República” para mantenerse en el tablero.
La “sorpresa” de la que habla Oliveto no será en las urnas, sino en su propia capacidad de sostener un discurso sin contenido frente a una sociedad que exige respuestas reales. En una Argentina con más de la mitad de los chicos bajo la línea de pobreza, con universidades ahogadas y salarios pulverizados, el marketing de café con leche ya no convence a nadie.
Final con aroma a derrota
Cuando el acto terminó, el auditorio —350 personas contadas una por una— aplaudió con entusiasmo moderado. Había funcionarios, militantes rentados y periodistas amigos. Nada que se parezca a una marea ciudadana ni a un “fenómeno electoral”. Oliveto dice que serán “la sorpresa”, pero todo indica que la Coalición Cívica será apenas una nota al pie en una elección polarizada entre la derecha dura y el progresismo urbano.
Como siempre, el problema de este espacio no es solo su falta de ideas, sino su incapacidad de hacerse cargo de su historia. Ni inocentes ni ajenos: la Coalición Cívica es parte de la crisis, no una alternativa a ella.
Fuente:
- https://www.pagina12.com.ar/825755-no-hagan-caso-al-voto-util-olivetto-y-carrio-cerraron-la-cam
Deja una respuesta