Una postal de la vergüenza: Zdero derrocha dólares mientras pisotea el patrimonio chaqueño. La visita de Pampita al Chaco terminó en escándalo: 20 mil dólares pagados para una foto sobre un meteorito sagrado, mientras crecen el ajuste, el desempleo y el despojo cultural.
El gobernador Leandro Zdero gastó cifras obscenas en influencers para promocionar vuelos low cost, ignorando las leyes de protección patrimonial y humillando a las comunidades originarias. La postal perfecta de un gobierno que desprecia la historia y prioriza el marketing vacío.
La postal que hoy indigna a toda la provincia de Chaco no es la de un paisaje natural, ni la de una obra pública, ni la de un logro social. Es la imagen de Pampita Ardohain subida sobre el meteorito «El Chaco», uno de los mayores fragmentos meteóricos del mundo, en plena Reserva Campo del Cielo. Una imagen que resume la falta de respeto, la frivolidad y el desprecio del gobierno de Leandro Zdero por el patrimonio cultural y natural de su pueblo.
Lo que podría haberse evitado con un mínimo de responsabilidad institucional terminó convirtiéndose en un bochorno internacional. Según trascendió, la modelo habría cobrado 20 mil dólares para participar de la campaña promocional impulsada por el gobierno provincial en el marco de la llegada de la aerolínea low cost JetSmart a Resistencia. Un gasto indignante en un contexto de ajuste feroz sobre los sectores populares, despidos estatales y desfinanciamiento de áreas esenciales como cultura, salud y educación.
Pero el insulto no terminó en la cifra obscena. Durante su estancia, Pampita no tuvo mejor idea que treparse sobre el histórico meteorito para sacarse fotografías de autopromoción, violando la legislación vigente que prohíbe expresamente el contacto físico directo con los meteoritos. Una acción que además ofende gravemente la cosmovisión de las comunidades originarias, para quienes estos cuerpos celestes no son meras piedras, sino parte sagrada de su identidad espiritual.
Desde la Asociación Chaqueña de Astronomía, su presidente Mario Vesconi no dudó en calificar el hecho como «un claro maltrato al patrimonio chaqueño», recordando que treparse sobre el meteorito no solo representa una falta de respeto, sino también un riesgo para la integridad física de la persona y para la conservación de los cuerpos siderales.
Más contundente aún fue la reacción del ámbito cultural y de los representantes de los pueblos originarios. Mariela Quirós y Francisco «Tete» Romero, extitulares del Instituto de Cultura, coincidieron en señalar que la actitud de la modelo constituye una grave ofensa hacia el pueblo Moqoit, que considera a los meteoritos como elementos centrales de su cosmovisión. «¿La foto indica que todos podemos treparnos a los meteoritos? ¿O solo los privilegiados que cobran en dólares?», disparó Romero, exponiendo brutalmente el doble estándar con el que se maneja el gobierno chaqueño.
El desprecio por las tradiciones, las leyes y el sentido común no es un accidente en el Chaco de Zdero. Es la consecuencia lógica de una administración que privilegia el marketing superficial, el gasto para la foto fácil y el olvido deliberado de las verdaderas necesidades del pueblo. Mientras se destinan 20 mil dólares para que una celebridad ajena trepe un monumento natural, los docentes pelean por sueldos de miseria, los hospitales no cuentan con insumos y las comunidades originarias ven cómo se pisotea, literalmente, su herencia espiritual.
Lejos de pedir disculpas o asumir responsabilidades, el gobierno eligió el silencio cómplice, como si la polémica fuese apenas un costo más en su contabilidad electoral. La gravedad del daño, sin embargo, excede el incidente: deja en evidencia la concepción elitista, frívola y profundamente ignorante que guía a quienes hoy gobiernan el Chaco.
En un territorio de enorme riqueza histórica y natural, donde cada meteorito es testimonio de miles de años de cultura, el gesto de Pampita —avalado y financiado por el Estado— no solo arrastra una falta de respeto monumental. También confirma que para Zdero, el Chaco no es un proyecto de futuro ni un legado a proteger: es apenas un escenario barato para vender humo al mejor postor.

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