Con la confirmación de la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner como diputada bonaerense por la Tercera Sección Electoral, el tablero político del Conurbano sur se sacudió como un sismo. Su sola presencia en la boleta no solo moviliza multitudes y estructura políticamente a la oposición peronista, sino que también evidencia la improvisación, el vacío de cuadros y el desconcierto absoluto del oficialismo libertario. Como si hiciera falta una nueva muestra del amateurismo político de Javier Milei, Santiago Caputo y Karina Milei ahora consideran enfrentar a la dos veces presidenta… con el “Gordo Dan”.
Sí, leyeron bien: el operador digital de trolls y patotas tuiteras, un personaje más habituado a las cloacas de X (ex Twitter) que a una urna, suena como la carta libertaria para intentar frenar la marea de votos que arrastra Cristina en uno de sus territorios históricos. Lejos de exhibir fortaleza, la maniobra revela desesperación, falta de liderazgo real y una interna feroz dentro de La Libertad Avanza.
Un ring desigual: Cristina, gigante de la política; “Gordo Dan”, un meme con pechito
En términos políticos, la candidatura de Cristina representa mucho más que una postulación: es una demostración de vigencia, una forma de decir “acá estoy” en medio del ajuste brutal de Milei, del hambre y la desintegración del tejido social. Su presencia pone en tensión a toda la maquinaria libertaria, al punto de que Caputo se ve obligado a recalcular su apuesta inicial (el ignoto Nahuel Sotelo) para ahora barajar el nombre de su operador digital.
¿De verdad creen que un troll, cuyo único mérito fue lanzar campañas agresivas y operetas truchas desde el anonimato, puede hacerle frente a quien fue presidenta durante dos mandatos y vicepresidenta durante otros cuatro años? ¿A la dirigente que, con una palabra, puede nuclear a los sectores del peronismo, movilizar sindicatos, organizaciones sociales, y llenar plazas?
Caputo y Karina Milei: una interna sin conducción, sin proyecto y con mucho ego
El nombre de “Gordo Dan” aparece como parte de un “acuerdo de paz” entre los bandos libertarios que se disputan a dentelladas el control del armado en la Tercera. El ala de Santiago Caputo quiere quedarse con la candidatura seccional mientras Sebastián Pareja exigiría el control de las listas distritales. Lo que suena a negociación política, en realidad es la muestra cruda del internismo tóxico que carcome al mileísmo: un rejunte sin conducción ni programa, que solo sobrevive por el verticalismo de Karina Milei.
Lejos de representar una renovación, la figura de Daniel “Gordo Dan” Parisi es funcional al show de egos libertarios. Para el sector de Pareja, su postulación sería “un buen negocio”, ya que permitiría perder “sin goleada” y al mismo tiempo conservar sus feudos locales. Es decir, lanzan a su propio compañero de espacio al matadero electoral como ofrenda para proteger sus intereses personales. ¿Eso es el nuevo “antipolítico” libertario? ¿Un puntero digital usado como escudo humano para zafar de una derrota anunciada?
“Una señora mayor, comunista y condenada” vs. “un pibe libertario e irreprochable”: el nivel de debate libertario
Desde cuentas asociadas a Caputo se lanzaron mensajes de una violencia y una misoginia abrumadoras. Uno de sus trolls afirmó: “Me preparé toda la vida para ganarle a CFK con un intelectual de Miller” (sí, como si tuitear frases de Milton Friedman lo convirtiera en un pensador), y añadió: “A una señora mayor, comunista y condenada hay que ponerle enfrente un pibe libertario e irreprochable. La elección más fácil de la historia”.
Ese nivel de desprecio y banalización habla más de ellos que de Cristina. La subestiman porque no la entienden. La denigran porque le temen. Y la atacan porque su figura sigue siendo, a pesar de todo, el faro que guía a millones de argentinos que se resisten a resignarse al ajuste brutal, a la entrega de la soberanía, al odio como bandera de gobierno.
El Conurbano no es Twitter: el territorio se camina, no se trolea
En La Matanza, en Quilmes, en Avellaneda, en Brown, el que no entiende cómo se construye política desde abajo está condenado al fracaso. Cristina lo sabe: camina, escucha, abraza, habla. El “Gordo Dan” no sale del teclado. Cree que una elección se gana con un hilo viral o con una campaña de hashtags. En los barrios, los pibes no comen likes.
Por eso, los mismos libertarios saben que enfrentarse a Cristina en la Tercera es una misión suicida. Algunos lo admiten con resignación: “No perder por goleada sería un triunfo”. Otros, directamente quieren que se exponga el “troll mayor” de Caputo para que se termine de quemar. No hay estrategia: hay codazos, zancadillas y un vacío alarmante.
Cristina, con el pueblo; ellos, con los algoritmos
La diferencia es tan abismal que asusta. Mientras el país se incendia, los precios no paran de subir, la universidad pública agoniza y el hambre se multiplica, el mileísmo debate si le conviene más mandar al “Gordo Dan”, a Nahuel Sotelo o a Leila Gianni. Es el síntoma más brutal de un espacio político que no tiene nada para ofrecer salvo slogans vacíos y candidatos improvisados.
Cristina, en cambio, vuelve al barro del conurbano, donde se juega la vida real. Su decisión es política, sí, pero también ética: poner el cuerpo cuando la patria duele. Y eso, guste o no, la vuelve única. No hay troll que le haga sombra. Mucho menos uno que se esconde detrás de memes.
Fuente:
Desesperación libertaria: Milei manda a un meme para enfrentar a CFK

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