Manuel Adorni, vocero presidencial y candidato de La Libertad Avanza, se impuso en las elecciones legislativas de la Ciudad de Buenos Aires con el 30,14% de los votos, relegando al PRO al tercer lugar en su peor resultado en dos décadas.
La elección legislativa porteña de 2025 marcó un hito político: el PRO, tras 18 años de hegemonía, fue desplazado por La Libertad Avanza, consolidando el avance del proyecto libertario de Javier Milei en la capital del país.
El domingo 18 de mayo de 2025, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires fue escenario de una elección legislativa que redefinió el mapa político porteño. Con el 98,66% de las mesas escrutadas, Manuel Adorni, candidato de La Libertad Avanza (LLA) y vocero presidencial, obtuvo el 30,14% de los votos, superando a Leandro Santoro de Ahora Buenos Aires, quien alcanzó el 27,34%. Silvia Lospennato, representante del PRO, quedó en un distante tercer lugar con el 15,93%, marcando el peor desempeño del partido en las últimas dos décadas.
La jornada electoral estuvo marcada por una baja participación ciudadana, con solo el 53,27% del padrón emitiendo su voto, una caída de más de 20 puntos respecto a las elecciones generales de 2023. Este descenso en la participación refleja un creciente desencanto y apatía política entre los porteños, quienes parecen buscar nuevas alternativas frente a las propuestas tradicionales.
El triunfo de Adorni no solo representa una victoria para La Libertad Avanza, sino también un respaldo al gobierno nacional de Javier Milei, quien ha promovido una agenda económica de ajuste y liberalización. El presidente celebró el resultado como una señal de apoyo a sus políticas, afirmando que «se pintó de violeta el bastión amarillo», en referencia al histórico dominio del PRO en la ciudad.
Leandro Santoro, por su parte, interpretó el resultado como el fin de un ciclo político en la ciudad, señalando que «se ha cerrado un ciclo del abandono» y que el PRO «dejó de representar a los porteños». Su desempeño, aunque no suficiente para ganar, consolidó a Ahora Buenos Aires como una fuerza relevante en el escenario porteño.
El PRO, fundado por Mauricio Macri y gobernante de la ciudad desde 2007, enfrenta ahora una crisis de identidad y liderazgo. La derrota de Lospennato, sumada a la baja performance de Horacio Rodríguez Larreta con su lista «Volvamos Buenos Aires» (8,08%), evidencia una fragmentación interna y una pérdida de conexión con el electorado capitalino.
La campaña electoral no estuvo exenta de controversias. En los días previos a la elección, se viralizó un video falso que mostraba a Mauricio Macri retirando su apoyo a Lospennato y respaldando a Adorni. La pieza, generada con inteligencia artificial, fue difundida por cuentas asociadas a La Libertad Avanza y generó denuncias por parte del PRO ante la justicia electoral. Aunque las autoridades actuaron para remover el contenido, el incidente tensó aún más las relaciones entre los espacios políticos. (MdzOnline)
Este episodio refleja una campaña marcada por la desinformación y las operaciones digitales, donde las redes sociales jugaron un papel central en la construcción de narrativas y la influencia sobre el electorado. La utilización de herramientas tecnológicas para manipular la opinión pública plantea desafíos éticos y legales que deberán ser abordados en futuras contiendas electorales.
El ascenso de La Libertad Avanza en la ciudad de Buenos Aires plantea interrogantes sobre el futuro político del país. ¿Estamos ante una reconfiguración del espectro ideológico, donde las propuestas libertarias ganan terreno frente a las tradicionales? ¿O se trata de un voto castigo hacia las fuerzas establecidas, en busca de alternativas que respondan a las demandas sociales y económicas actuales?
Lo cierto es que el resultado en la capital no puede analizarse de manera aislada. Es un reflejo de un clima de época, donde el desencanto con la política tradicional, la crisis económica y la búsqueda de nuevas respuestas configuran un escenario volátil y en constante transformación.
En este contexto, el gobierno de Javier Milei capitaliza el descontento y presenta su proyecto como una ruptura con el pasado. Sin embargo, las políticas de ajuste y liberalización económica también generan tensiones y resistencias, especialmente entre los sectores más vulnerables. La consolidación de su poder dependerá de su capacidad para equilibrar las demandas sociales con su agenda reformista.
Por su parte, las fuerzas tradicionales como el PRO y el peronismo deberán repensar sus estrategias y propuestas para reconectar con un electorado que demanda cambios concretos y soluciones efectivas a los problemas cotidianos. La renovación de liderazgos y la apertura a nuevas ideas serán claves para su supervivencia política.
El corrimiento silencioso —pero sistemático— de los cuadros políticos más relevantes del PRO hacia las filas de La Libertad Avanza no es solo una jugada táctica coyuntural: es la confirmación de un viraje ideológico que desdibuja los límites entre el neoliberalismo clásico y su versión más extrema y autoritaria. Militantes y dirigentes macristas empiezan a coquetear con un proyecto que desprecia la mediación institucional, demoniza lo público y apunta a una concentración brutal del poder económico. Esta fusión no solo pulveriza cualquier ilusión de “centro liberal” en la política porteña, sino que deja al electorado atrapado entre la demagogia libertaria y una oposición fragmentada, carente de estructura y narrativa potente. El PRO no se está desarmando: se está diluyendo en la lógica darwinista del mileísmo, entregando su capital político al altar del ajuste y la obediencia tecnocrática.
En conclusión, las elecciones legislativas de 2025 en la Ciudad de Buenos Aires marcaron un punto de inflexión en la política argentina. La caída del PRO en su bastión histórico, el ascenso de La Libertad Avanza y la consolidación de nuevas fuerzas reflejan un cambio de paradigma que redefine el mapa político y plantea desafíos para todos los actores involucrados.
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