¡Afuera! Santiago Caputo limpió a los funcionarios de Randazzo de Trenes Argentinos

Del silencio cómplice a las críticas por Twitter: Florencio Randazzo rompió el mutismo justo después de que Santiago Caputo ordenara la salida masiva de su gente de Trenes Argentinos. En un giro previsible pero no por eso menos sintomático, el exministro ahora se despacha contra la gestión libertaria que supo apoyar —y sostener— en momentos clave.

Durante meses, Randazzo mantuvo un perfil bajo mientras sus alfiles ocupaban lugares estratégicos en Trenes Argentinos. Dos de ellos, Matías Galparsoro y Marcelo Krajzelman, encabezaban las empresas estatales de Operaciones e Infraestructura ferroviaria. Ambos eran hombres de confianza del exministro de Transporte de Cristina Fernández. Galparsoro, incluso, había sido su gerente general. Esta semana, los dos fueron eyectados del tablero por orden de Caputo, el verdadero interventor de facto del gobierno libertario.

Pero la limpieza no se quedó en los cargos jerárquicos: se habla de al menos 130 desplazamientos, muchos de ellos provenientes de Chivilcoy, tierra natal del otrora prometedor delfín peronista. La decisión no sólo tiene olor a purga sino también a mensaje político. Un pase de facturas disfrazado de “reestructuración”.

Con sus fichas fuera del tablero, Randazzo ensayó un giro discursivo. Como si no hubiera sido parte del entramado que apuntaló a Javier Milei desde el Congreso, salió a cuestionar el deterioro del sistema ferroviario. «Todo rompieron. 10 años sin mantenimiento, sin traer vagones nuevos, sin inversión», escribió en X (ex Twitter), en alusión al desperfecto técnico que afectó al Sarmiento. Curiosa acusación de quien tuvo sus manos en los controles hasta hace apenas unos días.

Su reproche, sin embargo, llega tarde y con intereses a la vista. Randazzo fue funcional al gobierno en votaciones clave, como la Ley Bases, y hasta en la entrega de tierras ferroviarias, una maniobra que le permitió al Ejecutivo garantizar votos a cambio de negocios. Ahora, cuando le corren la alfombra, se escandaliza.

En paralelo, el gobierno ya empezó a agitar rumores de investigaciones contra su figura por supuestas irregularidades en contrataciones estatales. La jugada no sorprende: en la lógica de Milei, quien ya no sirve debe ser desactivado o disciplinado. Y Randazzo, hoy, parece haber dejado de ser útil.

Lo que asoma detrás de esta disputa no es solo una interna palaciega. Es una radiografía del cinismo político: dirigentes que negocian en las sombras, ocupan cargos, y luego —cuando los expulsan— se presentan como paladines de la república, voceros del malestar social.

El gobierno de Milei, mientras tanto, sigue transitando su propia contradicción. Por un lado, se vende como «libertario» y enemigo de la casta, pero gestiona con acuerdos oscuros, favores cruzados y estructuras heredadas del peronismo reciclado. Por otro, se enreda en vendettas internas que muestran que el relato de la “motosierra” es apenas una excusa para cortar cabezas ajenas y acomodar las propias.

La ruptura con Randazzo no es más que otro episodio de una lógica de descarte que Milei repite con obsesión quirúrgica: usar, desechar y demonizar. Randazzo —que soñó con ser ministro de este gobierno mientras callaba los atropellos a jubilados, trabajadores y científicos— hoy cosecha lo que sembró.

El problema no es que critique. El problema es que lo haga recién cuando lo echan.

Fuente:

  • https://www.lapoliticaonline.com/politica/santiago-echo-de-trenes-a-los-funcionarios-de-randazzo-que-ahora-critica-al-gobierno/

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