Productor de peras y manzanas del Valle de Río Negro votó a Javier Milei y un año después, su fe se convirtió en frustración

En el corazón del Valle de Río Negro, un productor frutícola describe cómo las políticas de Milei están acabando con su actividad. Con precios imposibles, mercados cerrados y una falta total de apoyo estatal, su desilusión es el reflejo de un sector abandonado.

Horacio Pierdominici es un hombre de campo, de esos que trabajan la tierra con las manos y el alma. Productor de peras y manzanas en el Valle de Río Negro y Neuquén, su vida ha estado siempre ligada a los ciclos de la naturaleza y a los vaivenes de la economía argentina. Pero hoy, después de un año de gobierno de Javier Milei, su esperanza se ha convertido en desilusión, su fe en enojo, y su futuro en incertidumbre. «Nos están diciendo que no entramos en este modelo de país, que Argentina no es para nosotros», afirma con amargura.

Pierdominici, como muchos otros productores, votó a Milei con la esperanza de un cambio radical. Soñaba con un gobierno que incentivara la producción, que abriera mercados internacionales y que apoyara a quienes, como él, llevan décadas sosteniendo la economía regional. Pero la realidad ha sido muy distinta. «Yo esperaba que este gobierno nos iba a decir: ‘Muchachos, produzcan porque el país necesita dólares’. Que nos iba a dar un tipo de cambio diferencial o algo, que se iba a unir al mundo. Pero fue todo para peor», lamenta.

El Valle de Río Negro, otrora un emblema de la producción frutícola argentina, hoy es un espejo de la crisis que atraviesa el sector. Pierdominici recuerda con nostalgia los años en que la región contaba con 60.000 hectáreas en producción. Hoy, apenas quedan 18.000. Y de los 15.000 productores que alguna vez trabajaron la tierra, solo sobreviven alrededor de 700. «El dato es alarmante», señala, y no exagera. La fruticultura, que fue motor económico y fuente de empleo para miles de familias, está al borde del colapso.

Las razones de este declive son múltiples, pero Pierdominici no duda en señalar al gobierno como principal responsable. «A nosotros el gobierno no nos da pelota», afirma con crudeza. «Si con toda la polenta que tiene el campo apenas le dieron dos monedas (en referencia a la baja de retenciones), ¿qué queda para nosotros? No les importa si le damos trabajo a 60 o 70 mil personas en el Valle. No, eso no importa».

La situación se agrava con la llegada de la cosecha, un momento que debería ser de celebración pero que este año está teñido de angustia. «Ahora viene la cosecha y viene un problema. Lo que esperás todo el año, pero no sabés si cosecharlo porque ni siquiera hay compradores», explica Pierdominici. Gran parte de su producción, asegura, quedará en la planta porque no hay quien la compre. Y sin ventas, no hay trabajo para los recolectores, lo que profundiza la crisis social en la región.

Pero el problema no se limita a la falta de compradores. Pierdominici denuncia que las políticas del gobierno han favorecido la importación de frutas más baratas desde países como Chile, mientras que los productores locales enfrentan costos imposibles. «Les dieron todas las facilidades a los productores de los países extranjeros para que vendan mercadería en la Argentina y nos sacaron las facilidades para acceder a los mercados internacionales a nosotros», señala. Esta competencia desleal, sumada a una carga impositiva que llega al 50% de los ingresos, hace inviable la producción local.

«El productor en otros países paga 15% de aportes (impuestos) y yo 50%. Acá el sueldo es de 1.000 dólares y afuera pagan 500 dólares», explica Pierdominici, aclarando que no está reclamando pagar menos a los trabajadores, sino señalando la insostenibilidad del sistema. «Nos dicen que hay que competir, claro, pero ¿cómo competimos si nos ponen todas las trabas?», se pregunta.

La desilusión de Pierdominici no es solo económica, sino también emocional. Como tercera generación de una familia dedicada a la fruticultura, siente que sus días en el sector están contados. «Yo pensé que este hombre era otra cosa. ¿Qué querés que te diga? Yo pensé que era otra cosa. Me equivoqué», confiesa, refiriéndose a Milei. Su frustración es compartida por muchos en el Valle, donde la actividad está «muy apagada» y las fábricas de enlatados cierran ante la falta de demanda.

El gobierno, según Pierdominici, parece interesado solo en el gas y el petróleo, olvidando que la riqueza de un país también está en su tierra y en su gente. «Acá parece que solamente importan el gas y el petróleo», dice con resignación. Y mientras el Valle se vacía y los productores desaparecen, la pregunta que queda flotando en el aire es: ¿qué futuro le espera a Argentina si abandona a quienes la alimentan?

Fuente:
https://bichosdecampo.com/horacio-pierdominici-produce-peras-y-manzanas-voto-a-milei-pero-lo-ahoga-la-desilusion-nos-estan-diciendo-que-no-entramos-en-este-modelo-de-pais-que-argentina-no-es-para-nosotros/?feed_id=17558

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