La motosierra de Milei contra los salarios: los trabajadores pierden 10 puntos del PBI respecto al final del kirchnerismo

Mientras Javier Milei sostiene que está “corrigiendo décadas de desastres económicos”, la realidad muestra que su programa de ajuste ha significado una brutal transferencia de ingresos desde los trabajadores hacia los sectores más concentrados del capital. En apenas seis meses de gestión, la participación de los asalariados en el Producto Bruto Interno (PBI) se desplomó de manera acelerada, marcando uno de los retrocesos más veloces desde la crisis del 2001.

Según datos oficiales del INDEC y reportes del Centro de Estudios para la Igualdad y el Desarrollo (CEID), la participación de los trabajadores en el ingreso cayó del 45,5 % a apenas el 43,2 % en el tercer trimestre de 2024. La velocidad de esta caída es alarmante: en términos reales, representa una pérdida de poder adquisitivo y participación del ingreso nacional que solo se explica por el desplome de los salarios, el crecimiento del desempleo y la destrucción del empleo formal.

📊 El “fifty-fifty” perdido: del 51 % de CFK al 43 % de Milei

Para comprender la magnitud del retroceso, alcanza con mirar hacia atrás. Al finalizar su mandato en 2015, Cristina Fernández de Kirchner entregó una economía con una participación salarial en torno al 51 % del PBI. Ese dato fue incluso reivindicado por la propia presidenta en su discurso de despedida, y ratificado por diversos centros de estudios como el CEPED, CIFRA y el propio INDEC.

Bajo su gestión, se había recuperado el famoso “fifty-fifty” que simboliza el ideal peronista: una distribución equitativa del ingreso entre capital y trabajo. Ese equilibrio, construido tras la debacle neoliberal de los años ’90 y el estallido del 2001, hoy aparece profundamente deteriorado.

La motosierra libertaria no solo ajusta: arrastra consigo derechos, empleos y participación salarial.

💥 Ajuste para abajo: despidos, inflación y caída de la masa salarial

La caída en la participación de los asalariados no es un fenómeno abstracto: se siente en el bolsillo, en la mesa y en la calle. Entre diciembre de 2023 y mayo de 2024, se perdieron más de 119.000 empleos registrados en el sector privado, según datos oficiales. A esto se suman despidos en el Estado, precarización laboral y una licuación masiva del poder de compra producto de la inflación acumulada, que supera el 280 % interanual.

La masa salarial total se redujo casi 5 puntos porcentuales respecto al PBI en menos de un año. Este deterioro representa una transferencia gigantesca de ingresos hacia los sectores que especulan con la devaluación, los tarifazos y la apertura irrestricta de importaciones. Mientras Milei promete “crecimiento”, el país se achica por el lado más débil: los trabajadores.

🏦 Capital vs trabajo: la balanza se inclina

No se trata de eficiencia ni de “moral”, como le gusta repetir al presidente. Se trata de distribución. En el modelo libertario, el capital concentra, el trabajo se precariza y el Estado se retira. Bajo esta lógica, la Argentina camina hacia una estructura económica cada vez más desigual, donde pocos ganan mucho y muchos pierden todo.

La contracara de esta caída salarial es el aumento de los márgenes de ganancia empresaria, especialmente en sectores concentrados como energía, bancos, alimentos y exportadores agropecuarios. Milei, con su prédica anti Estado, ha favorecido la mayor transferencia regresiva de ingresos desde el 2001.

📉 Récord histórico… de desigualdad

El 43,2 % de participación de los asalariados en el PBI es el peor dato en al menos 15 años. Para encontrar registros similares hay que retroceder a los tiempos de la convertibilidad y el colapso del modelo neoliberal. Y, como entonces, el escenario social se enrarece: pobreza en aumento, conflictividad sindical, y una clase media que se desvanece entre la inflación y los despidos.

🔚 Conclusión: un modelo sin trabajadores

La promesa de “libertad” de Javier Milei se traduce en recortes, ajuste y concentración. Bajo su gobierno, los trabajadores no solo ganan menos: participan menos del país que ayudan a construir. La motosierra no fue contra “la casta”, sino contra los salarios, los derechos y la dignidad de millones.

Frente a este panorama, cabe preguntarse: ¿cuánta libertad hay cuando el pueblo no puede comer, trabajar ni soñar?

Fuentes:

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