Julio Causo, presidente de FECECO, denuncia el colapso del sistema tarifario en Santa Fe. Boletas impagables, segmentación injusta y falta de diálogo con la empresa de energía ponen en jaque al comercio y la industria local.
“Esto no es una exageración: hoy una factura de luz puede cerrar un negocio”
En Santa Fe, la electricidad se ha convertido en un lujo. Las pequeñas y medianas empresas, ya golpeadas por la caída del consumo y la inflación, enfrentan tarifas imposibles de sostener. Julio Causo, presidente de la Federación de Centros Comerciales de la Provincia de Santa Fe (FECECO), fue contundente: “Advertimos esto en febrero, y no tuvimos ninguna respuesta”.
El escenario actual es crítico. Según FECECO, las boletas de luz han trepado a niveles que comprometen directamente la supervivencia del comercio barrial, ese que sostiene el empleo local, paga impuestos y, paradójicamente, es el último en ser escuchado.
“No es justo que paguemos doble alumbrado público, ni que se nos cobre por consumos bimestrales en facturas mensuales. Hay distorsiones que se pueden corregir hoy, sin necesidad de subsidios”, afirmó Causo.
Tres propuestas concretas para frenar la sangría energética
FECECO no solo denuncia: también propone. Causo presentó tres medidas que podrían aliviar la carga energética sin alterar los precios mayoristas ni exigir subsidios extraordinarios.
1. Eliminar el doble cobro del alumbrado público
Hoy, en la mayoría de las localidades santafesinas, los comercios pagan el alumbrado público tanto en la boleta eléctrica como en la tasa municipal. Esa doble imposición castiga más a quienes más consumen, aunque el alumbrado sea el mismo para todos.
“Una pyme que paga 2 millones de pesos por mes de electricidad tributa mucho más alumbrado que una casa vecina con una boleta de 100 mil. Es regresivo, injusto e insostenible”, denunció el titular de FECECO.
2. Segmentar de forma más equitativa
Actualmente, la segmentación tarifaria en Santa Fe penaliza a los comercios por un tecnicismo: la lectura del consumo es bimestral, pero el pago es mensual. Esto hace que muchos queden en tramos más caros, aunque en realidad consuman menos por mes.
“Si no hay personal para hacer lecturas mensuales, que al menos se reduzcan los tramos o se revise el criterio”, propuso Causo.
3. Crear un fondo para medidores inteligentes
La tercera propuesta apunta a fomentar el consumo eficiente. FECECO sugiere un fondo rotatorio para que los comercios accedan a medidores diferenciales, que permiten programar el uso en horarios de menor demanda y pagar menos.
“No pedimos magia. Pedimos herramientas concretas para adaptar nuestro consumo y poder seguir abiertos”, resumió Causo.
Una empresa provincial sin respuestas ni diálogo
Aunque el Ministerio de Producción mostró buena predisposición, la Empresa Provincial de la Energía (EPE) permanece sorda a los reclamos. Según Causo, “hace años que no nos atienden. No es solo este gobierno. Hay una cultura del destrato hacia quienes producimos”.
La situación tiene consecuencias que exceden lo económico. “Un pequeño almacén que se queda sin luz directamente cierra. Así de simple. Ya no se trata de competitividad, se trata de supervivencia”, sentenció.
¿Un modelo que expulsa a los que están en regla?
En un contexto de informalidad creciente, los altos costos energéticos desalientan la formalidad. Muchos comercios se ven tentados a salirse del sistema o a funcionar en la clandestinidad para evitar las tarifas.
“Nos piden que trabajemos en blanco, que no evadamos, que paguemos cargas e impuestos. Pero cuando pedimos algo tan básico como que nos atiendan, ni siquiera nos levantan el teléfono”, expresó con indignación el referente gremial.
El colapso energético como amenaza para toda la economía
Más allá de Santa Fe, el reclamo de FECECO resuena en todo el país. Las cámaras empresarias, industriales y comerciales vienen alertando sobre el riesgo sistémico que representan las tarifas eléctricas sin control político ni planificación técnica.
Los sectores productivos piden segmentación inteligente, incentivos para la eficiencia, y diálogo institucional. Porque, como advirtió Causo: “Esto no es una pataleta sectorial. Es una alarma encendida sobre todo el modelo productivo argentino”.
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