Ajuste sin rumbo: Milei presume superávit mientras se hunden las provincias y la inversión no aparece

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Mientras Javier Milei presume haber ordenado la macroeconomía con un superávit histórico, las provincias pierden recursos, la inversión productiva no se concreta y el ajuste se transforma en una maquinaria de destrucción del tejido social.

La narrativa libertaria del “orden macroeconómico” esconde una reconfiguración salvaje del Estado nacional: menos coparticipación para las provincias, más deuda en dólares, estancamiento productivo, caída del empleo y promesas de un paraíso inversor que, hasta el momento, no llega. ¿A qué costo se construye el superávit?

Desde que asumió la presidencia, Javier Milei ha insistido con que su administración logró algo que ningún otro gobierno pudo concretar en décadas: un superávit fiscal sostenido en el tiempo. Ese dato, utilizado como bandera por el propio mandatario en foros internacionales, es presentado como prueba irrefutable del éxito de su plan económico. Sin embargo, una lectura más profunda —y menos propagandística— revela que detrás del supuesto “orden macro” se esconde una combinación de recortes despiadados, debilitamiento federal y promesas de inversión que aún no se materializan.

En primer lugar, el tan celebrado equilibrio fiscal se alcanzó, entre otras cosas, mediante el recorte de transferencias a las provincias, que quedaron desfinanciadas tras la eliminación del Impuesto PAÍS como base de coparticipación. El propio portal Noticias Argentinas lo plantea sin rodeos: “El Gobierno de Milei desvistió a las provincias para vestir un equilibrio fiscal sin dólares”. En esa descripción brutal se condensa la lógica del ajuste libertario. Se suprimieron recursos esenciales bajo la excusa del orden, pero en realidad se trasladaron responsabilidades sin financiamiento a los gobiernos subnacionales, generando una crisis estructural en la gestión local. La merma de los recursos coparticipables no fue compensada por un sistema equitativo, sino que se apeló a mecanismos discrecionales como los Aportes del Tesoro Nacional (ATN), cuya asignación carece de transparencia y se utiliza políticamente para premiar o castigar a los gobernadores según su grado de alineamiento con la Casa Rosada.

El resultado es claro: las provincias están siendo empujadas a recortar gastos sociales, paralizar obras públicas, despedir empleados y desarticular políticas públicas esenciales. El ajuste no se aplicó en los pisos de la política —los ministerios nacionales o los cargos jerárquicos— sino en los techos de la vida cotidiana: la salud, la educación y la infraestructura básica.

Pero además, este “modelo Milei” se apoya en la ficción de un futuro prometedor cimentado en inversiones extranjeras, que hasta el momento no se concretan. El Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), aprobado como una panacea para atraer capitales, logró hasta ahora que solo un proyecto fuera aprobado: una iniciativa para construir una planta de fertilizantes en Tierra del Fuego. Y punto. Nada más. Lejos del aluvión de inversiones anunciado por los funcionarios libertarios, la realidad es que el empresariado sigue mirando a la Argentina con desconfianza, sabiendo que el orden macroeconómico no garantiza ni estabilidad institucional ni reglas claras de juego.

Noticias Argentinas lo sintetiza con claridad: “A pesar de que el gobierno ordenó la macro, no alcanza por ahora para atraer inversiones”. El régimen RIGI fue creado para seducir grandes capitales con ventajas fiscales exorbitantes, libre disponibilidad de divisas y desregulación casi total, a costa de sacrificar la industria nacional, los proveedores locales y el trabajo argentino. Pero ni siquiera ese “sálvese quien pueda” logró torcer la desconfianza estructural del capital extranjero, que sigue viendo a la Argentina como un terreno minado por la recesión, el conflicto social latente y la fragilidad financiera.

En este contexto, Milei continúa girando por el mundo vendiendo su relato mesiánico: que gracias a su “ajuste brutal” la Argentina dejará atrás la inflación. Así lo proclamó en el Foro Económico de Madrid: “En 2026, la inflación será historia del pasado”. Una frase que suena más a promesa de campaña que a política económica sólida. Porque mientras el INDEC muestra una baja de los índices mensuales, el costo de vida sigue pulverizando salarios, el consumo se desploma y el país se encamina a cerrar el año con una de las caídas de actividad más severas de los últimos tiempos.

El “ajuste brutal” del que habla Milei fue de más de cinco puntos del Producto Bruto Interno. Eso significa una reducción histórica del gasto público, sin precedentes en gobiernos democráticos. Pero a diferencia de otros planes de estabilización del pasado, este no vino acompañado por un crecimiento de la inversión, ni una mejora de la productividad, ni una expansión del empleo. El resultado inmediato fue una licuación del poder adquisitivo de las mayorías, un aumento de la pobreza y una parálisis económica en todos los frentes.

La emisión de deuda en dólares también forma parte del escenario. Mientras se cacarea contra el “Estado derrochador”, el gobierno emite bonos para cubrir pasivos y financiar déficit cuasifiscal, todo bajo un relato de austeridad que choca con la dependencia cada vez mayor del financiamiento externo. Y aunque se intente vender este ajuste como una transición hacia la libertad económica, la realidad es que se está consolidando un modelo de concentración de recursos, disciplinamiento territorial y alineamiento ciego con los intereses financieros internacionales.

En definitiva, el superávit de Milei no es otra cosa que un espejismo construido sobre los escombros del Estado federal, con un aparato productivo congelado, sin obra pública, sin salarios dignos, sin recuperación visible. Las inversiones no llegan, las provincias se funden, la economía real se paraliza, pero el gobierno insiste en mostrar cifras para un club de economistas que solo ve la planilla de Excel. El ajuste libertario no está ordenando la Argentina: la está quebrando, mientras el presidente viaja por el mundo proclamando un milagro que aún no se verifica en los hechos.


Fuente:
https://noticiasargentinas.com/economia/el-gobierno-de-javier-milei-desvistio-provincias-para-vestir-un-equilibrio-fiscal-sin-dolares_a68715f8a391c21ea4de5309b
https://noticiasargentinas.com/economia/a-pesar-de-que-el-gobierno-ordeno-la-macro–no-alcanza-por-ahora-para-atraer-inversiones_a687278af391c21ea4dfd2a46
https://noticiasargentinas.com/politica/javier-milei-en-un-foro-economico-de-madrid—en-2026–la-inflacion-en-la-argentina-sera-historia-del-pasado-_a6845e67fd9f88a3e88e4c28e

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